Nº9 Enero-Febrero. 1999

 

Una excursión es mucho más que un autobús y un día de asueto. Nuestros reporteros se han armado de una cámara de fotos o de vídeo, un "boli" y una libreta y se han ido a ver mundo.
En este número acompañaremos a los alumnos del IES Santa Clara de Santander, a la ya tradicional visita que realizan al CEAM de Villardeciervos; también a los alumnos del Augusto González Linares que visitaron Rucandio; y en la capital cántabra, los alumnos del Colegio Compañía de María se dirigieron a la Escuela Europea de Consumidores.

Reportajes:

Otra vez Villardeciervos
Un pitufifín de semana en Rucandio
Visita a la Escuela Europea de Consumidores

 

 

 

Otra vez Villardeciervos
Por alumnos de 3º ESO del IES Santa Clara de Santander

Repitiendo la experiencia de años pasados, alumnos de 3º del IES Santa Clara han compartido unos increibles días realizando actividades, en el CEAM de Villardeciervos en Zamora junto a estudiantes del IES Galileo Galilei de Navia y sus profesores. Sus vivencias, en las que han participado tres peculiares personajes que hoy nos presentan en este reportaje, son las que han recogido en sus mochilas y se han traído hasta Cantabria.

El grupo

Del 30 de noviembre al 5 de Diciembre 22 estudiantes de 3º de E.S.O. del I.E.S. Santa Clara de Santander, acompañados de Asun G. y María José O. han estado en el CEAM de Villardeciervos (Zamora). Allí se encontraron con 24 estudiantes del I.E.S. Galileo Galilei de Navia (Asturias), que iban acompañados por Manuel y Bernabé.

Las actividades que allí se realizan tienen que ver con la Naturaleza en todos sus aspectos: vegetación, rocas, impacto ambiental, economía, arquitectura tradicional, etnografía, etc.


Villardeciervos desde el Pico del Castro

 

Los Personajes

Los chicos y chicas de Santa Clara han descrito a tres personajes peculiares: el señor Argimiro, que desde su juventud fue arriero y conoce mejor que nadie todas las historias que narra haciendo gala de una memoria impresionante, José Luis Gutiérrez "Guti", el cuentacuentos, que ha recogido los cuentos tradicionales de boca de las personas mayores y los cuenta, como si de una abuela al amor de la lumbre se tratara y Eduardo, el guardabosque, que tiene el único trabajo que podría hacerle feliz.

 

El señor Argimiro: Un Arriero de memoria prodigiosa
Por Elías Almanzar, Iván Gutiérrez y María Cedrún.

El señor Argimiro Crespo es amable y cariñoso, le sostienen unos recuerdos muy antiguos llenos de sabiduría.

Es delgado y pequeño, los cabellos cortos, canosos y cuidados, la boca pequeña fina y habladora, las mejillas rojas y suaves. Viste el traje de gala de arriero: camisa de lino con un broche zamorano de plata, zajones de cuero, faja roja, capa negra forrada de terciopelo verde, en la mano un bastón que representa a un caballo.

Nos contó la historia del lino, de cómo la diosa Ceres se lo ofreció a los hombres, cantó las canciones que se cantaban en cada una de sus tareas.
Recitó poesías, algunas antiguas que él recuerda, otras escritas por él, como la dedicada a su maestro. Pero sobre todo recuerdo "La leyenda del roble de Codesal" que Codesal es el pueblo del señor Argimiro y el roble está en una esquina del cementerio.
Con el señor Argimiro va la señora Piedad, su mujer, que no pierde detalle de todo lo que cuenta, como si fuera la primera vez que lo escucha.

 

José Luis: El cuentacuentos
Por César Andrés Vidania.

José Luis es un hombre fornido y moreno, alegre y con mucha memoria, conoce un montón de cuentos antiguos.


Iba vestido con un traje típico de la zona: calzas negras, medias blancas de punto, hasta la rodilla y amarradas con unas ligas de colores, camisa de lino bordada a mano, un chaleco también bordado y unos botines negros. En la cabeza llevaba un pañuelo amarrado y encima un sombrero de fieltro, que antes de empezar lanzó a Mary Angeles, una de mis compañeras, que buen susto se llevó.

Contó muchos cuentos, el del Gallo Kirico era la primera vez que lo contaba en público, su abuela se lo había contado a él cuando era pequeño, pero entonces no le dio mucha importancia.
No sé si fumaba o bebía, pero creo que no, porque tiene una pinta muy sana.
Nos pidió que recordáramos sus cuentos para que en alguna ocasión nosotros también hiciéramos de cuentacuentos.

 


Eduardo: El guardabosques sentimental
Por Francisco Escobedo.

Eduardo es alto, moreno y fuerte. Iba vestido de color verde, porque todo el día está en el monte. Sólo tiene una cosa mala, es fumador empedernido, pero a nosotros nos pidió que no fumáramos nunca.

Siempre está sonriendo, a veces se le olvidaba por donde iba y nosotros, que estábamos muy atentos le ayudábamos a continuar.

Es un hombre apasionado, amante de lo que hace, siempre está alegre porque le gusta su trabajo, tiene buenos sentimientos porque quiere que nuestro mundo dure mucho y en buena salud.
Su tarea consiste en apagar los fuegos, que son demasiado frecuentes y vigilar a los pescadores y cazadores para que no hagan daño a la naturaleza
Siempre que Eduardo ve un roble o un castaño antiguos, si está solo, les pega un abrazo enorme, es un hombre muy sentimental.


Eduardo hablando al grupo

 

Este reportaje está dedicado:

Para Mariángeles, Gabi, Benito, María y Ana de: Elías Almanzar, César Andrés, Natalia Bahillo, David Burstynjsky, Irene Canales, Marta Cantero, Héctor Carral, María Cedrún, Francisco Escobedo, Alvaro Fernández, Alejandro Gándara, Marcelino Gómez, Iván Gutiérrez, Marcos Hernández, Pablo Herrera, Fernando Hoyos, Alejandro Martín, Jesús Martínez, Déborah Oria, Miriam Pérez, Angela Poo y María Angeles Ruiz.