La
Medicina (sí, con mayúsculas) es un
arte tan antiguo como el tiempo. Este servicio del
que en la actualidad disfrutamos todos ha venido sufriendo
cambios abismales desde los primeros chamanes y curanderos
de las tribus de la Prehistoria hasta los avanzadísimos
neurocirujanos de la actualidad.
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Ilustración
de un manual medieval.
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Aunque el tópico expone la Edad Media como
una época oscura, de analfabetismo e incultura,
eso no es del todo cierto, ya que durante estos diez
siglos se vinieron produciendo cambios trascendentales
para el régimen actual.
En la Edad Media, una enfermedad podía ser
tratada de tres diferentes maneras:
• Los que en aquella época decían
llamarse médicos (sí, nos referimos
a los médicos con títulos), utilizaban
sus amuletos y profecías nada concisas, así
como teorías acerca de los sobrantes del cuerpo
(la llamada 'Teoría de los Humores', que insistía
en que el organismo humano estaba compuesto esencialmente
por cuatro líquidos que recibían los
siguientes nombres: bilis, bilis negra, flema y sangre.
El exceso o deficiencia de cualquiera de ellos tenía
como resultado trastornos de personalidad o de salud).
Un novedoso invento de los médicos fueron las
sangrías y las amputaciones, que finalizaban
casi siempre con la muerte del paciente.
• Los monasterios tampoco ofrecían ningún
remedio novedoso contra las enfermedades, aunque lo
que sí que podían proporcionar era el
calor de una cama, un techo sobre la cabeza y al menos
dos comidas diarias, que, en el caso de los catarros
leves y las gripes, eran mano de santo.
• La última y más conveniente
opción era acudir a los tan comunes curanderos
(llamados 'herbolarios'), cuyos remedios curativos
estaban elaborados con plantas medicinales preparados
según las instrucciones de los grandes médicos
de las civilizaciones antiguas como Grecia y Roma.
Solían ser los medios más efectivos.
Tradicionalmente, la medicina estaba a cargo de los
monjes, con lo que los monasterios eran los principales
promotores. La primera orden religiosa dedicada a
tales tareas fue la de los Benedictinos. Para los
monjes, tal misión era meramente caritativa.
Los textos médicos empleados estaban en latín
y eran en su mayoría fragmentos de obras griegas,
sumamente prácticas. Galeno (130-200 d.C) era
la autoridad; fue una de sus tesis la que frenó
el tratamiento de heridas, ya que afirmaba, por ejemplo,
que el pus era un producto natural que favorecía
la curación de las mismas. Como consecuencia,
la gente moría de infecciones.
Aunque quizá el progreso más importante
y notable en cuanto a la medicina en la Edad Media
se refiere a la aparición de los primeros hospitales,
surgidos de la caridad cristiana. Esta novedosa institución
se extiende pronto por toda la Europa occidental,
anexa a los monasterios, ya que la atención
hospitalaria especializada es llevada a cabo por los
monjes.
El hospital cristiano no fue una institución
asistencial para toda la población, conforme
a su idea original, sino un centro para acoger desvalidos.
La aparición de los primeros hospitales marca
el nacimiento de las primeras órdenes militares
dedicadas a la enfermería y el cuidado de caballeros
heridos o enfermos. Es por esto que durante el auge
de estas órdenes (los siglos XII y XIII, incentivados
sobre todo por el fenómeno que actualmente
conocemos como las Cruzadas, mediante las cuales los
cristianos tratan de recuperar Jerusalén) se
construye una compleja red de de hospitales en sus
lugares de asentamiento, aprovechando la circunstancia
de de que muchos peregrinos acudían a ciudades
tan importantes y tan concurridas como Jerusalén,
la Ciudad Santa, y que muchos de los viajantes caían
enfermos debido a la dureza de la travesía
o a los avatares del Destino, además de los
muchos caballeros que eran heridos en batalla.
Cabe destacar que la medicina medieval (sobre todo
en áreas cristianas) estaba poco avanzada,
por lo que el número de fallecimientos en los
hospitales era aún muy elevado.
Los miembros de estas nuevas órdenes, que recibían
todas en nombre de 'hospitalarias', tenían
su propia jerarquía, la cual estaba estructurada
en tres grupos claramente diferenciados:
• Los religiosos, que se encargaban de la atención
espiritual de la orden. Entre ellos se encontraban
los sacerdotes, que atendían las obligaciones
religiosas en las iglesias, campamentos y hospitales.
No combatían.
• Los clérigos de guerra: eran estos
hombres los que llevaban las armas, protegían
a los peregrinos en los caminos y luchaban en las
Cruzadas.
• Los hermanos sirvientes, quienes se encargaban
de atender a los viajeros cansados y darles cobijo
y cuidar a los enfermos de los hospitales que ellos
mismos habían creado.
Los hombres pertenecientes a estas órdenes
hospitalarias eran valientes, piadosos y caritativos.
Vivían al servicio de Dios, como en las órdenes
religiosas mundanas.
Los hospitales fundados se regían igual que
un ejército: cargos, disciplina, uniformes
e insignias. En la mayoría de los hospitales
no había médico, por lo que el cuidado
de los enfermos quedaba en manos de la enfermería,
además de un grupo de 'voluntarios' que ayudaban
sin necesidad de pertenecer a la orden, a cambio de
cobijo.
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Miniatura que
representa la Schola Medica Salernitana.
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Entre las órdenes militares de enfermería
cabe destacar las siguientes tres:
• Caballeros Hospitalarios de San Juan
de Jerusalén.
Fundada a finales del siglo XI, aunque oficializada
en 1138, fue la primera de todas ellas, y la más
renombrada. A su cargo tenía a los peregrinos
que acudían a la ciudad de Jerusalén,
aunque poco a poco fue tornándose de carácter
militar al entrar en juego las Cruzadas.
• Caballeros de Santa María del
Teutón
T uvo su origen en 1190,
durante el asedio a la ciudad de San Juan de Acre
en la Tercera Cruzada. Originalmente era sólo
una organización caritativa que ayudaba a los
peregrinos cristiano, pero luego fue reorganizada
como orden militar, a semejanza de los caballeros
Templarios.
• Caballeros de San Lázaro de
Jerusalén
Con uno de los primeros hospitales europeos
especializados en una enfermedad concreta. Los lazaristas
acogían a cualquier caballero que contrajera
la peste, hasta tan punto en que la orden llegó
a estar compuesta de caballeros leprosos y antiguos
enfermos de lepra, que acudían a las refriegas
entre musulmanes y cristianos como un ejército
más.
En la Edad Media hubo un marcado desacuerdo entre
la medicina y la cirugía. Las obras de Galeno
promulgaron esta separación, diciendo que la
cirugía era una forma de tratamiento, con lo
cual dejaban al cirujano subordinado al médico.
Para el cristianismo de aquella época el cuerpo
humano era una prisión del alma que no merecía
ser llevada a estudio. La medicina medieval era especulativa,
la parte médica era substantiva y la manual,
desdeñada.
Con el tiempo, la cirugía pasó a manos
de los barberos. En 1163 se formuló un edicto
que prohibía la quirúrgica a los clérigos,
hecho vigente en 1215. A tal prohibición se
le introdujo un elemento religioso con el fin de mantener
alejados a los religiosos de tal actividad: tener
una enfermedad era reflejo de los pecadores, consecuencia
de la brujería y obra del demonio. Como único
remedio a se pasó a emplear la oración
y la penitencia para alejar el mal. Como colofón
la medicina dejó de enseñarse en los
monasterios.
Ese mismo año, gracias al tratado, los barberos
subieron de estatus en Francia. Aunque surgen en esta
época las primeras escuelas, la mayoría
situadas en los monasterios y principales instituciones
eclesiásticas, la rápida expansión
de las mismas y la gran afluencia de estudiantes desembarca
en la estructura de las actuales universidades, que
iban por cierto en contra de la mentalidad de la época.
Una de las más prestigiosas en el estudio de
los remedios curativos fue la de Salerno.
Esta universidad basaba su funcionamiento en la práctica
más que en la teoría, lo cual era un
método de enseñanza reprobado por la
Iglesia. En su biblioteca contaba con numerosos tratados
de anatomía, fundamentados en la disección
de cerdos, además de otras obras de cirugía.
Entre los estudiantes y profesores también
hubo mujeres, algo muy relevante para la época,
y cabe decir también que bastante insólito.
Fuentes empleadas:
- La Medicina Medieval, artículo
extraído de la revista 'Sàpiens', traducido
y proporcionado por Pere Manel Martín, de la
Facultad de Historia de Tarragona.
-
http://escuela.med.puc.cl/paginas/publicaciones
-
http://es.wikipedia.org/wiki/Cuatro_humores
- http://www.portalplanetasedna.com.ar/humores.htm

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