Salomé Rios Lombilla es una joven de Torrelavega
que desde bien pequeña ha dedicado su vida
a los demás. Desde su adolescencia ayudó
a integrarse en la ciudad sobre todo a gente de color,
tanto hombres como mujeres que provenían la
mayoría de África. Era la época
en que empezaban a llegar los inmigrantes a nuestra
ciudad. Actualmente se dedica a seguir ayudando a
todos los que llegan, dentro y fuera de sus horas
de trabajo.
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Salomé
junto a tres inmigrantes africanos y la reportera
Alba. |
Trabaja en la Oficina Municipal de Interculturalidad
de Torrelavega, donde además de ayuda ofrece
todo su amor y cariño hacia todo el que se
allí se acerca. Lleva 10 años junto
a su marido, Jimmy, a quien también pude entrevistar,
es de Senegal, y también me contó su
propia experiencia.
Pregunta.- Tú que conoces
otras culturas y otros países, ¿cuál
te gusta más?
Respuesta.- Me gustan todas, pero
realmente la que más me llama la atención
es la cultura africana o árabe. Me gustan sobre
todo los valores que transmiten de vivir en comunidad,
son muy protectores con los niños. Tienen una
gran hospitalidad, te acogen como si llegara un rey,
no les importa tu color de piel. Aunque no te conozcan
de nada siempre eres bien recibido, te ofrecen su
casa, su comida, todo lo que tienen.
P.- ¿Cómo empezó
tu relación con los inmigrantes?
R.- Conocí sobre todo a senegaleses
y a marroquíes. Son los primeros con los que
tuve relación, gracias a mi madre, María
Lombilla, que fue pionera en acoger a la gente extranjera.
P.- ¿Cómo les ayudabas
al principio?
R.-Les acogía en mi casa.
Mi madre les daba comida, incluso dormían allí.
Hacía de intermediaria, les ayudaba con los
papeles sin pedir nada a cambio. Les acompañaba
al médico, salía en su defensa cuando
no tenían papeles y a todo lo que podía.
Yo también les ayudaba a todos. Siempre que
necesitaban algo preguntaban por mi madre 'María
la de Torrelavega', y unos a otros se lo iban transmitiendo,
aunque no la conocieran. Era su punto de apoyo.
P.- ¿Te gusta el trabajo
que tienes actualmente?
R.-Sí, la verdad es que me
encanta, muchas veces no lo veo en realidad como un
trabajo. Es algo que hago muy a gusto. Lo único,
que me implico demasiado en los casos y trabajo más
horas de las que debo. Eso no me importa, realmente
lo que me pagan no es suficiente para el trabajo que
aquí se realiza.
P.- ¿Cómo decidiste
trabajar en esto?
R.- Casi que me vinieron a buscar
a casa. Necesitaban a alguien con mucha experiencia
real con el trato a los extranjeros. Y yo la tenía.
Por eso ahora trabajo aquí, aunque he hecho
un montón de cursos y he preparado oposiciones
y de todo.
P.- ¿Qué estudiaste
para conseguir este trabajo?
R.-Estudié Trabajo Social,
en Gijón. Precisamente el tema de la inmigración
no era uno de mis objetivo. Realmente a mi lo que
me interesaban eran las personas y todo tipo de colectivos,
todos los excluidos de la sociedad, gitanos, drogadictos,
etc. Empecé trabajando como voluntaria en la
Parroquia de la Asunción, la Casa de los Muchachos,
iba a los mercadillos a echarles una mano, y ayudaba
en todo lo posible. Luego puse un locutorio, donde
tuve más deudas que ganancias; realmente se
convirtió en lugar de encuentro para todos.
Allí les seguía ayudando en todo lo
posible.
P.- ¿Desde cuándo
trabajas aquí?
R.-Aquí estoy desde noviembre
de 2006.
P.- ¿Crees que la oficina
está en el lugar más apropiado?
R.-No, para nada. Lo que pasa es
que el Ayuntamiento ha decido ponernos así
porque dice que no hay más sitio. Piensan que
la Inmobiliaria es un buen sitio. Pero la oficina
es un lugar muy pequeño, la gente que viene
no tiene privacidad en absoluto, porque estamos todos
hablando a la vez y la gente que está esperando
afuera está oyendo toda la conversación.
Trabajamos varias personas a la vez y la mayoría
de las veces no nos entendemos ni nosotros mismos.
Tenemos un solo ordenador y un solo teléfono
para todos. Cuando se dan las clases de español
somos mucha más gente y esto es un caos.
P.- ¿En qué consiste
realmente tu trabajo?
R.-Les oriento sobre lo que pueden
hacer, como arreglar su situación respecto
al médico, trabajo, educación, comida,
alojamiento, etc. Asegurar las necesidades mínimas.
Intentamos llevar un registro de todos los que vienen
a pedir información y tener los datos de todos.
Cuando llegan a España les informamos de cuál
es su situación real, de los trámites
que deben seguir.
P.- ¿Qué más
personas trabajan contigo?
R.- Un abogado, una mediadora intercultural
y un técnico de educación.
P.- ¿Conseguís los
objetivos propuestos?
R.-A veces, el objetivo sería
que no salieran de su país, y que no tuvieran
que abandonar a sus familias, a sus hijos ni a sus
amigos.
P.- ¿Cómo se siente
la gente cuando viene a pediros ayuda?
R.-Nadie se siente bien, tienen vergüenza.
Es muy triste para ellos.
P.- ¿Hay algún caso
que te haya impactado de forma especial?
R.-Hay muchos casos realmente impactantes.
Uno que me marcó mucho es el de una mujer africana
que no emigró de su país por falta de
recursos económicos. Ella se había quedado
viuda. Era una persona con un alto nivel cultural,
era la mujer de un diplomático. Un cuñado
suyo se encaprichó y quería casarse
con ella. Ella no quería y un día unos
ocho soldados mandados por su cuñado entraron
en su casa y mataron a todos sus sirvientes. A sus
hijos les encerraron en una carbonera, por suerte
no les pasó nada. A ella la violaron todos
y la dejaron destrozada. La tuvieron que hacer una
reconstrucción y extirpar el útero de
todas las salvajadas que la hicieron.
Me entristece mucho, sobre todo, la gente mayor. Un
día, un señor de 86 años cubano,
hijo de españoles y nacido también en
España, quería traer a sus hijos de
Cuba, pero al final no pudo.
También me entristecen los jóvenes,
porque muchos están solos en nuestro país
sin patrones de padres.
P.- ¿Tu forma de ser te ha
influido en el trabajo o en el resto de tu vida?
R.-Sí, en todo.
P.- Tu marido es africano... ¿cómo
llegó a nuestro país?
R.-Prefiero que te lo conteste él.
Jimmy.- Yo llegué a España
hace muchos años. Antes las cosas eran diferentes.
Yo conseguí llegar de Senegal a Marruecos en
autobús. Después pasamos en patera de
Marruecos a Tarifa. Salimos a las ocho de la tarde
aproximadamente cuando empezaba a anochecer y llegamos
sobre la 1 de la noche. Ahora las cosas están
mucho peor, hay gente que tarda años en llegar
de Senegal o a Marruecos y cuando lo hacen están
muy débiles. Los niños y los ancianos
no consiguen llegar. Sólo llegan los fuertes.
P.- ¿Estás contento
de vivir en España y de la forma en que te
ha tratado?
Jimmy.- Sí, muy contento,
me han tratado muy bien, he tenido mucha suerte. Echo
de menos a mi familia y cada año trato de ir
a visitarlos, por lo menos, uno o dos meses.
P.- ¿Crees que los inmigrantes
que vienen a nuestro país se sienten acogidos
o prefieren estar en su país?
Jimmy.- La mayoría se sienten
bien acogidos. Pero todos prefieren estar en su país.
Todo sería diferente si las cosas fueran mejor.

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