Cuando 
                            en Europa se habla de corrupción urbanística 
                            y burbuja inmobiliaria, todas las miradas enfocan 
                            a España. Nuestro país ha estado marcado 
                            en los últimos años por diversos casos 
                            de corrupción urbanística, en los cuales 
                            alcaldes y políticos se han visto involucrados. 
                            El 'Caso Malaya' de Marbella, con Julián Muñoz, 
                            Jesús Gil y Juan Antonio Roca como cabecillas, 
                            fue el epicentro del terremoto que destapó 
                            cientos de casos de especulación urbanística 
                            en los municipios españoles.  
							
                           
                            
                               
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                                Cartel que 
                                    prohíbe el paso de los peatones a la 
                                    zona.   | 
                               
                             
                           
                          Un informe de la ONG 'Transparencia 
                            Internacional' afirma que estos casos se multiplican, 
                            ya que existe un interés económico real 
                            gracias a los ingresos que obtienen los ayuntamientos, 
                            a la poca vigilancia cuando se construye y los nuevos 
                            partidos políticos que se han formado con el 
                            único fin de poder influir en nuevos planes 
                            urbanísticos.  
                          La opinión pública, 
                            cuando se habla de corrupción urbanística 
                            o construcciones ilegales, mira hacia la zona mediterránea 
                            española con Valencia, Andalucía y Murcia 
                            a la cabeza. Pero en Cantabria también hay 
                            cientos de familias afectadas por la corrupción 
                            o por sentencias de derribo firmes. Para ser exactos, 
                            esta Comunidad Autónoma acumula 23 sentencias 
                            de derribo desde el año 1994 en los municipios 
                            de Argoños (256 viviendas afectadas), Arnuero, 
                            Piélagos (598 viviendas afectadas), Escalante 
                            y Miengo. En total más de 1.100 viviendas y 
                            4.000 personas son las que soportan esta situación 
                            de incertidumbre e "injusticia", como lo 
                            califica la Asociación de Maltratados por la 
                            Administración (AMA). Esta asociación 
                            cántabra, nacida en 2005, agrupa a más 
                            de 3.213 socios que se han visto afectados por la 
                            Administración por casos de construcciones 
                            ilegales que tienen como fin buscar soluciones ante 
                            la situación de injusticia que vive este colectivo. 
                           
                          
                             
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                              20 viviendas 
                                  afectadas junto a la playa de Cuchía, 
                                  | 
                             
                           
                          ¿Son los propietarios de las 
                            viviendas afectadas los culpables? Estas personas 
                            compraron sus viviendas con todos los permisos legales 
                            pertinentes y con la aprobación de todas las 
                            normas urbanísticas y administrativas como 
                            son, entre otras, el Plan General de Ordenación 
                            Urbana, las licencias de obras y la cédula 
                            de habitabilidad. Después de estar todos los 
                            permisos en regla, de tener sus casas hipotecadas 
                            e, incluso, después de llevar varios años 
                            habitando en ellas se enteran, por los medios de comunicación, 
                            de que sus viviendas soportan una sentencia firme 
                            de derribo.  
                          Pero, ¿cómo se han 
                            convertido estas construcciones en ilegales? En el 
                            caso de Miengo (20 viviendas afectadas en la playa 
                            de Cuchía), fue la asociación naturista 
                            ARCA la que denunció a la Administración 
                            por haber vulnerado la Ley de Costas y el Tribunal 
                            Superior de Justicia de Cantabria el que declaró 
                            esta edificación ilegal y dictó una 
                            orden de derribo. En el resto de casos, el procedimiento 
                            ha sido similar siendo dicha asociación la 
                            denunciante. El Gobierno de Cantabria y los ayuntamientos 
                            han sido condenados y las constructoras que llevaron 
                            a cabo dichas obras han sido disueltas. Al final, 
                            las únicas víctimas son aquellas que 
                            habitan dichas viviendas, las cuales han sido dictadas 
                            como ilegales. Hasta el momento, ninguna urbanización 
                            de las antes nombradas ha sido derribada, pero las 
                            sentencias son firmes y pueden producirse en cualquier 
                            momento sin que exista ninguna solución para 
                            los afectados.  
                          
                             
                              |   | 
                             
                             
                              Las aceras de 
                                  las viviendas de Cuchía han empezado 
                                  a caerse.  | 
                             
                           
                          Las indemnizaciones a recibir por 
                            las "víctimas", según AMA, 
                            se cifra en 234 millones de euros que deben asumir 
                            los ayuntamientos afectados con unos presupuestos 
                            municipales que no llegan a los 3 millones de euros 
                            anuales.  
                          Problemas con los deslindes, sobrepasar 
                            los límites del Plan de Ordenación del 
                            Litoral (POL), impacto ambiental… Todas estas 
                            sentencias de derribo están marcadas por algo 
                            de ello. Aunque en el caso de la urbanización 
                            de la Playa de Cuchía, en Miengo, existe algo 
                            más. Edificado a la orilla del acantilado, 
                            el entorno presenta deficiencias de unos meses hacia 
                            acá que ha hecho actuar al Ayuntamiento cercando 
                            la zona y no permitiendo el paso a la urbanización 
                            de coches y personas. Y en caso de hacerlo, bajo la 
                            responsabilidad de los propietarios. Son 20 las viviendas 
                            levantadas además de garajes y locales comerciales 
                            en los cuales se sitúa un restaurante muy visitado 
                            en época estival por su cercanía a la 
                            playa. Actualmente el establecimiento está 
                            abierto pero apenas recibe clientes, tienen miedo 
                            a que se derrumbe el suelo bajo sus pies, ni siquiera 
                            montan la terraza porque nadie acude. Y los garajes 
                            inutilizados, ya que los propietarios no pueden acceder 
                            con el vehículo a la urbanización. Tienen 
                            que aparcar sus coches en el parking de la playa, 
                            a 100 metros de su casa.  
                          
                             
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                              Las tuberías 
                                  han salido a la luz.  | 
                             
                           
                           
                            El pavimento situado alrededor de la edificación 
                            se está deteriorando, el adoquinado que lo 
                            compone se agrieta y se ondula y peligra que cualquier 
                            persona o vehículo que allí se sitúe 
                            pueda acabar despeñándose por el barranco 
                            que llega al mar. De momento, no se han tomado medidas 
                            para que la zona no siga quebrándose y los 
                            propietarios puedan entrar a su propiedad sin correr 
                            ningún tipo de peligro. Los muros que rodean 
                            la bajada al garaje se han derrumbado por la inestabilidad 
                            del terreno aunque, de momento, la estructura del 
                            edificio no presenta irregularidades. El Ayuntamiento 
                            no se hace cargo y sólo se ha encargado de 
                            cercar la zona sin avisar a los propietarios. "Nos 
                            ignoran, arruinan un negocio y nuestras vidas. Vivimos 
                            con la incertidumbre de que en cualquier momento pueden 
                            derribar nuestra casa y nadie nos da explicaciones", 
                            nos declaraba una vecina indignada con el comportamiento 
                            que tienen las Administraciones Públicas.  
                          Todo esto hace más mella 
                            sobre unas personas que sufren cada día y están 
                            a la espera de que en cualquier momento sus casas 
                            lleguen a ser derruidas sin que ni el Ayuntamiento 
                            ni la Comunidad de Cantabria les proporcione ninguna 
                            solución. 4.000 cántabros que viven 
                            con incertidumbre y no conocen el futuro de sus viviendas 
                            en las cuales muchos han enterrado los ahorros de 
                            toda su vida o que trabajan cada día con el 
                            fin de poder hacer frente al pago de la hipoteca de 
                            una casa de la que ni siquiera saben si mañana, 
                            seguirá en pie.   
                             
                            
                          
                          
                             
                               
                                    
                                    SUBIR 
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