Liérganes
es un pueblo de Cantabria muy conocido sobre todo
por la leyenda 'El hombre pez'.
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Escultura de
José Antonio Andrés Vera (Zaragoza,
1956). |
Liérganes es un pueblo de Cantabria, característico
por sus monumentos (como sus iglesias), sus establecimientos
y también por la famosísima leyenda
de 'El hombre pez'.
La leyenda de 'El hombre pez' cuenta que un joven
al que le gustaba mucho nadar un día fue bañarse
al río Miera (que atraviesa el pueblo de parte
a parte) y, arrastrado por la corriente, desapareció
del pueblo. Al cabo de unos días fue hallado
por un pescador en Cádiz, pero en vez de piernas
tenía una larga cola escamada, similar a la
de los peces.
Es una leyenda que, al igual que todas las demás,
el tiempo y la transmisión oral han ido modificando.
Por esta leyenda uno de los restaurantes de Liérganes
se llama así.
Liérganes tiene varios productos típicos
como son los sacristanes o sus quesos. Se están
haciendo reformas para que sus monumentos y calles
antiguas no desaparezcan. En Liérganes está
el colegio público Eugenio Perojo con veintiséis
años de antigüedad.
Es un pueblo con mucho turismo, sobre todo en verano.
Hay varios hoteles en los que se puede pernoctar,
como su balneario, famoso por los tratamientos frente
a enfermedades respiratorias, uno de los mejores de
Cantabria. También lo es su paisaje, en el
que destacan dos hermosos montículos (denominados
"las tetas de Liérganes". Los turistas
dicen que es un pueblo muy bonito por sus calles antiguas
y monumentos.
Dos lugares emblemáticos del pueblo son el
paseo de 'El Hombre Pez' y el "Puente Romano"
(construido en realidad en el siglo XVI). De reciente
inauguración recomendamos el centro de interpretación
de la fauna y flora autóctona 'Fluviarium'.
A esta bella localidad se puede acceder por varias
carreteras, aunque una estación de ferrocarril
facilita la llegada de muchos visitantes.
La fiesta de Liérganes se celebra el 27 de
julio, llamada San Pantaleón. Las celebraciones
duran desde el 25 de julio hasta el 10 de agosto.
Los vecinos estamos acostumbrados al turismo y somos
espléndidos anfitriones.

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