Ortega
Lasaga, la visión tragicómica de un
cortometrajista
Por David G. Gallardo,
periodista.
El cineasta cántabro
Manuel Ortega Lasaga estrenó el 22 de mayo
en la Escuela de Náutica de Santander su
cortometraje 'Maridos de sangre', la historia de
una boda de conveniencia entre hombres que se celebra
en una pequeña aldea castellana. El periodista
David G. Gallardo repasa la trayectoria de este
joven director.
Una de las escenas del cortometraje.
"Detrás de la sonrisa
hay una lágrima", dijo el escritor francés
Víctor Hugo ('Los miserables') respecto a
lo que le había parecido 'Don Quijote de
la Mancha'. No es que pretenda efectuar un paralelismo
entre Cervantes y Manuel Ortega Lasaga, pero ambos
sí que comparten la misma visión tragicómica
de la vida.
Si nos acercamos a la obra fílmica del cántabro
Manuel Ortega Lasaga enseguida descubriremos un
gran gusto por el costumbrismo unido con el bizarrismo.
Es decir, se plantean situaciones más o menos
realistas teñidas de absurdo y esperpento,
así como de un ocasional dramatismo. Lo que
es la vida, por otra parte.
Tras una serie de trabajos modestos que después
repasaremos, Ortega Lasaga realiza en 'Muerde el
ladrillo' su primer cortometraje, más bien
mediometraje al superar la media hora de duración.
En él nos cuenta la peripecia de un joven
(Cristian Ortega) que en un escaso lapso de tiempo
sufrirá diversos reveses para acabar descubriendo
que el estoicismo es la mejor vía para sobrellevar
los palos de la vida. Literalmente, morderá
el ladrillo para desahogar su furia contra el mundo.
A lo largo del metraje, Lasaga va avanzando lo
que van a ser algunas de las constantes en su cine
(podredumbre material y moral, feísmo, humor
negro, surrealismo, personajes estrafalarios o impotencia
ante las circunstancias externas, el hombre sólo
enfrentado a su propia nada). Pese a su duración,
Lasaga dota a la narración de un ritmo sostenido,
dejando que los personajes y sus acciones les vayan
definiendo, sin aburridas disgresiones ni recursos
efectistas. Con todo ello, 'Muerde el ladrillo'
es un excelente trabajo que ya prometía buenas
cosas del realizador.
Su siguiente cortometraje es 'Familia colateral',
que trata la peripecia de un muchacho que va a una
casa para cuidar al niño de una mujer algo
perturbada (ese niño no es más que
un muñeco). En los minutos que siguen iremos
descubriendo las extrañas circunstancias
de esa casa y la vida personal del protagonista,
que acabará obteniendo algo parecido al cariño
en el lugar más insospechado.
En el filme se vuelve a repetir la historia del
antihéroe (de nuevo Cristian Ortega) enfrentado
a un mundo que le supera y alejado emocionalmente
de la gente con la que debería estar más
a gusto. Muchas de las características de
su anterior trabajo están aquí presentes,
así como un gusto morboso por las personas
con taras psíquicas (que quizá resulte
molesto para los puritanos y los políticamente
correctos, esa nueva forma de fascismo).
Recientemente, Ortega Lasaga ha vuelto a la carga
con 'Maridos de sangre'. En esta ocasión
ha cambiado el entorno urbano de sus anteriores
trabajos por el rural para contarnos el curioso
casamiento de dos hermanos en un pueblo de la Castilla
profunda con el objeto de heredar la hacienda familiar.
El director prescinde aquí de Cristian Ortega
y otros de sus actores fetiche para centrarse en
personajes de mediana y tercera edad, salpicados
con el esperpento que impregna toda su obra. El
neorrealismo cañí que aplicó
el tándem Azcona-Ferreri en 'El pisito' o
'El cochecito' se da la mano con el tremendismo
de la España negra de 'Los santos inocentes'.
Lasaga demuestra una vez más que el humor
en sus filmes esconde no pocos dramas. El giro final
del cortometraje deja ese regusto agridulce que
podemos encontrar en toda su obra, con un plano
final que quizás sea el mejor que ha efectuado
nunca. Con todo ello, nos hallamos ante una obra
magnífica, similar y diferente al mismo tiempo
si la comparamos con su filmografía. La demostración
de que, como hacen los buenos, se puede contar la
misma historia desde una perspectiva nueva.
Por otra parte nos encontramos con los cortos de
la saga de Joe, una serie de divertimentos de breve
duración y que son una suerte de hermanos
pequeños de los metrajes ya comentados. 'Joe
vs. Joe', 'Joe y la puta', 'Joe the Boss', 'Joe
y la cita' y 'Joe comediante' cuentan la historia
de un pobre diablo que protagoniza variopintas peripecias
sin mucho éxito, con la constante burla de
su otro yo (que no es otro que la versión
enrollada y guay de él mismo).
Aunque el autor los considera trabajos menores,
creo que estos pequeños cortos (como el resto
de su obra) esconden bastantes reflexiones sobre
lo ridículos que podemos ser muchas veces
y cómo somos marionetas en el guiñol
de la vida. Todos ellos resultan también
muy recomendables.
Así pues, hay que celebrar la existencia
de directores como Manuel Ortega Lasaga, que tienen
algo que decir y saben cómo decirlo. Algo
difícil de encontrar en el panorama patrio
del cortometraje, contaminado por incapaces que
van de simpáticos por la vida, haciendo tonterías
presuntamente frescas y divertidas, de advenedizos
intrusos que ni han estudiado ni apenas saben de
cine y pretenden hacer 'Indiana Jones' o pretenciosos
que quieren ser Stanley Kubrick u Orson Welles (un
deseo muy loable, pero que no está al alcance
de todo el mundo) y no llegan ni a Vincent Gallo.
La revolución digital ha propiciado que cualquiera
pueda hacer sus pinitos en el mundo del cine, pero
muchas veces hay que aguantar a pelagatos paniaguados
que no saben ni qué hacer con una cámara
(no lo hace quien quiere, sino quien puede). Separemos
el grano de la paja.
Esperemos que siga ofreciéndonos trabajos
de buen calado, que aquí estaremos para saber
apreciarlos.
'MARIDOS
DE SANGRE'
Guión, producción
y dirección: Manuel Ortega
Lasaga
Director de fotografía:
Álvaro Zubizarreta
Ayudantes de dirección:
Laura García Pérez y Miguel
A. Orellana
Sonido:
Jorge Monge y José Ignacio Riaño
Música:
Oncoming Way
Reparto:
Orlando Fernández Mijares, Paco Orellana,
Fausto Grossi, Alberto Zalduondo