El pueblo
donde yo vivo se llama Villabáñez. Pertenece
al municipio de Castañeda, que no es muy grande.
Está situado entre Vargas y Socobio. Mi pueblo
no es muy moderno, al contrario, tiene muchas cosas
por hacer.
Hasta hace unos años en él sólo
había las típicas casas de piedra con
la huerta al lado, pero ahora se pueden ver además
muchas grúas porque se están haciendo
nuevas viviendas. Éstas son sobre todo pisos
y esto a mí ya no me gusta tanto porque ya
no parece un pueblo.
Si paseas por mi pueblo no vas a encontrar calles
con aceras sino carreteras estrechas.
Hay muy pocos monumentos, por decir alguno, el Palacio
de Alvear, que es la Hostería de Castañeda,
que da muchas bodas; el Palacio de Larrinaga, que
fue el instituto de Castañeda hace muchos años.
Yo sólo he conocido el nuevo, que está
detrás. Y otro palacio que dicen de Barona.
No tenemos ni iglesia ni cementerio, porque nos corresponde
ir a Socobio, donde está la famosa colegiata
románica.
En mi pueblo por no tener no tenemos ni supermercados,
ni farmacia, ni ferretería. El panadero es
un señor que va por las casas en su coche dejando
el pan. El pescadero viene dos veces por semana en
su furgoneta. Si algo necesitamos, como por ejemplo
libros y demás, tenemos que irnos a Renedo
o Sarón.
Con todo a mí me gusta vivir en mi pueblo,
aunque está muy mal comunicado. Sólo
tenemos un autobús que nos lleva a Santander
y a Torrelavega dos veces al día. No tenemos
tren.
Si queremos jugar tenemos que ir al parque, que es
muy pequeño, donde nos juntamos los mayores
y los niños. Hay una bolera que han arreglado
hace poco. Me encanta jugar a los bolos. Después
hay un campo de fútbol muy mal cuidado y unas
pistas de baloncesto abandonadas.
Apenas hay ruido. Tiene un río, el Pas, donde
nos bañamos en verano.
Mi pueblo podría estar mucho mejor, pero me
gusta vivir en él.

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