La dificultad de compatibilizar los hábitos
de vida modernos con una alimentación sana
está incidiendo en el aumento de la obesidad
y de las enfermedades asociadas al sobrepeso, tendencia
que si no se rompe podría desembocar en el
hecho de que los hijos puedan llegar a vivir menos
que sus padres.
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El 15% de los
niños españoles muestran cuadros
de obesidad. |
Son algunas de las conclusiones expuestas en el estudio
de la Fundación 'La Caixa' sobre Alimentación,
consumo y salud, que analiza los problemas que
están emergiendo en relación con estos
ámbitos, condicionados en gran parte por la
forma de vida que llevamos.
"Factores sociales como la organización
doméstica, el lugar donde compramos o el papel
que asume el ama de casa influyen en qué se
come, cuándo, dónde y para qué",
ha explicado uno de los coordinadores del estudio
Cristóbal Gómez, profesor de sociología
de la UNED.
El ritmo de vida determina el tipo de alimentación
y el consumidor nunca había tenido tanta información
sobre nutrición y también tanto desconcierto,
según Cecilia Díaz, profesora de sociología
de la Universidad de Oviedo, quien opina que "no
sabemos lo que comemos".
"Ahora aprendemos lo que es bueno para comer
a través de los medios de comunicación,
las revistas o internet, y no a través de las
madres, como hace unas décadas", ha añadido,
por lo que la información que recibimos es
la de instituciones "que dan recomendaciones
basadas en conocimientos científicos".
El informe describe cómo hemos pasado en las
últimas décadas de una sociedad con
carencias alimentarias a otra con sobreabundancia
y con hábitos de vida poco saludables, que
abren el camino a nuevas enfermedades como consecuencia
de estilos de vida sedentarios.
Destaca que la obesidad infantil y juvenil "crece
alarmantemente y proliferan otras patologías
asociadas a la nutrición como la anorexia,
la bulimia o la ortorexia", factores que pueden
provocar que "por primera vez en la historia
de la humanidad los hijos tengan menor esperanza de
vida que sus padres como consecuencia de la aparición
de enfermedades degenerativas derivadas del sobrepeso
y de hábitos alimenticios inadecuados".
Según el doctor Javier Aranceta, la obesidad
induce a enfermedades crónicas que acortan
la vida (diabetes, hipertensión) y en el caso
de jóvenes de entre 12 a 18 años que
la padecen pueden desarrollar 30 años antes
de lo previsto factores de riesgo "que orientan
que va a tener una mortalidad prematura o una esperanza
de vida más corta".
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Un bebé
de tres meses que pesa ocho kilos. (Foto: EFE) |
Por ello, según el especialista en medicina
preventiva, se "trata de alertar de que nos podemos
acercar a esta situación y que es evitable"
y plantea la recomendación de que cada familia
tenga un proyecto de salud que acomode "los gustos
con lo que nos favorece".
"Hay que tener el control de la alimentación",
ha insistido el facultativo para romper con las cifras
sobre obesidad infantil, que en EEUU son del 30 por
ciento y en España del 15%.
El informe explica que los niños que pesaron
menos de 3,5 kilogramos al nacer o los que recibieron
lactancia materna en los tres primeros meses de vida
presentan menos tasas de obesidad, al igual que los
que consumen frutas y verduras o realizan un desayuno
completo.
Son candidatos a obesos los niños sedentarios
o que dedican mucho tiempo a ver la televisión
o a jugar con el ordenador y los que consumen excesivamente
productos azucarados, bollería, embutidos y
refrescos.
El futuro que dibujan los expertos en el informe
apuesta por la implantación de dietas individualizadas
"gracias al desarrollo de la nutrigenómica",
ya que algunas personas consumiendo lo mismo alcanzan
sobrepeso y desarrollan enfermedades, como alergias,
mientras que otras no.
EFE
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