Casos como 
                            el de la pequeña Alba de Barcelona, los jóvenes 
                            suizos internados en un reformatorio clandestino o 
                            los pederastas que se hacían pasar por canguros 
                            nos llevan a reflexionar sobre el escaso control que 
                            se tiene sobre estos hechos. Los más pequeños 
                            cada vez son más vulnerables. 
                          
                          
                             
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                              La violencia 
                                  contra los más jóvenes está 
                                  aumentando.   | 
                             
                           
                           En los últimos años la violencia doméstica 
                            ha estado muy presente en nuestros medios informativos. 
                            Aunque siempre lo hemos relacionado con el maltrato 
                            a la mujer, desgraciadamente cada vez aparecen más 
                            casos sobre violencia infantil. Aunque es igual de 
                            injustificable, el caso de la violencia infantil nos 
                            resulta mucho más alarmante. El hecho de que 
                            una persona pueda maltratar a alguien incapaz de defenderse 
                            nos parece el delito más condenable, aunque 
                            lamentablemente esto no sea así.  
                          A principios de año salió a la luz 
                            el caso de la pequeña Alba de cinco años, 
                            ingresada en el hospital Vall d´Hebron con traumatismo 
                            craneoencefálico, lo que conmocionó 
                            a toda la sociedad española. Los presuntos 
                            agresores de la niña, la madre y su compañero 
                            sentimental, permanecen en prisión, pero, ¿este 
                            trágico suceso no pudo haberse evitado?. Anteriormente 
                            Alba había sido ingresada por múltiples 
                            fracturas, pero la intervención tanto del hospital 
                            como de los servicios sociales dejó mucho que 
                            desear. Esto nos hace cuestionarnos si la justicia 
                            actúa de forma correcta ante estos posibles 
                            casos.  
                          Desgraciadamente el caso de Alba no es una excepción, 
                            sin embargo tan sólo el 20% de los casos de 
                            violencia infantil son denunciados. Actualmente sólo 
                            se reconocen como violencia las agresiones físicas 
                            y el abuso sexual, dejando al margen el maltrato psicológico, 
                            que no es considerado como violencia infantil pero 
                            que puede llegar a dañar tanto, o incluso más 
                            que el físico, la personalidad del niño. 
                          Las estadísticas nos muestran que en la mayoría 
                            de los casos la agresora es la madre, pero ya sea 
                            uno u otro, es imposible que el maltrato no llegue 
                            a ser conocido por todos los miembros de la familia, 
                            por lo tanto, resultan tan culpables el agresor como 
                            el que aun sabiéndolo no lo denuncia. Pero 
                            el maltrato no sólo se da en el ámbito 
                            familiar. Otro caso que ha conmocionado a la sociedad 
                            durante este año es el de los chicos suizos 
                            internados en el centro de Sant Llorenç de 
                            la Muga (Girona), utilizado como reformatorio clandestino 
                            para jóvenes problemáticos, donde se 
                            vieron sometidos a maltratos físicos además 
                            de la situación precaria en la que vivían. 
                            Los responsables del centro les obligaban a realizar 
                            trabajos forzosos. Al no cumplir con sus tareas, eran 
                            encerrados en jaulas para jabalíes, o alimentados 
                            únicamente a base de leche y cereales. De no 
                            haber sido por la huida de uno de los jóvenes 
                            que denunció la realidad, esta situación 
                            se seguiría produciendo. 
                          A través de la red se pueden descubrir otros 
                            casos de maltrato, generalmente relacionados con el 
                            abuso sexual y la pornografía infantil. El 
                            caso más destacado fue el de los jóvenes 
                            apodados como Nanysex, Todd y Aza, 
                            que se prestaban a trabajar como canguros cometiendo 
                            auténticas crueldades con pequeños de 
                            cero a cinco años. La magnitud de esta barbarie 
                            hizo que hasta los propios investigadores del caso 
                            se escandalizasen, afirmando no haber visto nada tan 
                            inhumano en toda su vida profesional. Aunque lamentablemente 
                            la red es una gran tapadera de pederastas, esperamos 
                            que, con el apoyo y el trabajo de las instituciones 
                            oficiales junto con la colaboración de los 
                            internautas, se pueda llegar a terminar con estas 
                            situaciones. 
                          En cualquier caso, todo esto nos llevan a reflexionar 
                            sobre el escaso control que se tiene sobre estos hechos, 
                            pero el primer paso para que se haga justicia es denunciar 
                            el caso, y esto depende principalmente del entorno 
                            del afectado. Lo que es insólito es que, aún 
                            habiéndose denunciado, no se tomen las medidas 
                            necesarias contra ello a tiempo, cuando la víctima 
                            aún sigue con vida. 
                            
                          
                             
                               
                                    
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