Interesante
repaso a los estereotipos relacionados con la mujer
y el mundo laboral. El rol que se asigna a las féminas
desde el mismo momento de su nacimiento perdura con
el paso de los años, una situación que
se complica cuando hay que hacer compatible la vida
familiar con el desarrollo profesional.
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'Dos mujeres
corriendo por la playa', Pablo Ruiz Picasso
(1922)
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Durante mucho tiempo se han confundido las diferencias
biológicas propias de cada sexo con los comportamientos,
normas y valores que cada sociedad considera adecuados
para los hombres y las mujeres.
Desde que nacemos se nos asignan vestidos, juguetes
y actividades diferentes e, incluso, se nos presupone
una manera de ser, de pensar y de sentir determinada
según seamos niñas o niños. Recibimos
distintos mensajes, aprendemos a comunicarnos según
nuestro género, adoptamos actitudes de acuerdo
con lo que se espera de nuestro sexo y se nos crean
expectativas diferentes.
Antes de que tomemos conciencia de si somos hombres
o mujeres se nos asigna a cada sexo un rol social
distinto. Los roles tradicionalmente asignados a las
mujeres han tenido que ver con las funciones maternales
y el trabajo doméstico. Los roles tradicionalmente
masculinos han estado relacionados con el mantenimiento
económico de la familia y la profesión.
Estos modelos de conducta tienden a coexistir con
otros nuevos. Si analizamos cómo afectan estos
modelos en el empleo, vemos que a las mujeres, en
muchos trabajos, se les sigue exigiendo tener una
apariencia impecable y femenina,
aun cuando ello suponga una incomodidad a la hora
de realizar su trabajo.
Asimismo, se les añaden determinadas exigencias
por el hecho de ser mujeres y además se les
presupone una actitud de abnegación y complacencia,
así como estar disponibles y mostrarse agradables.
Si observamos, la imagen de la mujer moderna,
que con tanto interés nos transmite la publicidad,
es la de una mujer atractiva, delgada, dinámica,
profesional, que no descuida su belleza, ni su trabajo
ni, por supuesto, a su familia, para la que está
siempre dispuesta y feliz y que, además, es
tan resolutiva como los hombres. Pero este modelo
es una trampa para las mujeres, puesto que las mantiene
en la obligación de demostrar;
demostrar que son buenas profesionales, buenas esposas,
buenas madres... sin darles tiempo ni espacio para
satisfacer sus propias necesidades.
Después están los estereotipos, que
son ideas preconcebidas sobre las cualidades y formas
de actuar de las personas. Los estereotipos se transmiten
de generación en generación y suelen
evolucionar más despacio que la sociedad, influyendo
negativamente sobre quienes se aplican.
Los estereotipos que existen en torno a qué
profesiones pueden desempeñar hombres y mujeres
restringen las posibilidades laborales de ambos. Así,
por ejemplo, solemos encasillar a los hombres en profesiones
como carpinteros, mecánicos, electricistas,
pilotos, arquitectos, ingenieros... y a las mujeres
como empleadas del hogar, secretarias, telefonistas,
enfermeras, maestras de escuela infantil...
Veamos, a continuación, algunos estereotipos
relacionados con las mujeres y el empleo:
"Tener un empleo no es tan
necesario para las mujeres como para los hombres,
muchas de las que trabajan lo hacen porque quieren".
Esta creencia no tiene en cuenta que la mayoría
de las mujeres tienen un empleo por necesidad, otras
lo hacen para mejorar su situación económica
o bien para tener independencia y autonomía.
Desarrollar una profesión también puede
ayudar a desarrollar sus capacidades y a que se sientan
más satisfechas. Además, el trabajo
remunerado les permite entrar en contacto con otras
personas fuera de casa y ampliar el ámbito
de sus relaciones sociales.
"Las mujeres no están
capacitadas para realizar determinados trabajos que
exigen fuerza física o son peligrosos"
Si bien en nuestro país la incorporación
de las mujeres a profesiones a las que tradicionalmente
se nos había negado el acceso es más
lenta que en otros, hoy podemos encontrar mujeres
en servicios de vigilancia y de bomberos, ejército,
minería, construcción, conduciendo vehículos
pesados, etc. El desarrollo tecnológico y,
sobre todo, el paulatino cambio de estereotipos les
está permitiendo a las mujeres desarrollar
actividades inimaginables hace unos años.
"Los cargos de poder y responsabilidad
no son para las mujeres"
Hay muchos factores que dificultan el acceso de las
mujeres a puestos de mayor responsabilidad: la disponibilidad
horaria que exigen estos cargos es difícilmente
compatible con el cuidado de la casa y de la familia.
Se les pide más a las mujeres que a los hombres
y tienen que estar demostrando continuamente su capacidad.
Si cometen errores se les atribuyen al hecho de ser
mujeres más que a las dificultades del puesto
que desempeñan. Han de soportar críticas
sobre su imagen, su forma de vestir, de actuar, etc.
Pero, a pesar de la doble carga y esfuerzo que supone
para las mujeres adultas, cada vez son más
las que comienzan a ocupar cargos de poder y decisión
política, social o económica.
"Las mujeres faltan a trabajar
más que los hombres"
Las malas condiciones laborales son los motivos principales
que determinan el absentismo tanto para las mujeres
como para los hombres. Se ha observado que el número
de ausencias de trabajo son similares en ambos, aunque
las causas sí son diferentes. Así, por
ejemplo, los hombres, cuando faltan a trabajar, lo
hacen más para realizar gestiones administrativas
o bancarias o para asistir a actos sociales o cursos
de promoción. Las mujeres, cuando se ausentan
del trabajo, lo hacen más por motivos familiares,
como enfermedad de los hijos e hijas, que por causa
propia.
Socialmente, se asume que el cuidado de las criaturas
y personas enfermas de la familia es un problema que
atañe exclusivamente a las mujeres. Ante esto,
muchas madres reaccionan reforzando su presencia en
el trabajo y cuidando al máximo la responsabilidad
de no faltar.
"Una mujer 'que vale' sale
adelante de cualquier modo"
Es cierto que las mujeres van incorporándose
al mercado de trabajo y participando más en
la vida pública, pero aún la proporción
no es demasiado grande, ya que han de enfrentarse
a una serie de discriminaciones laborales.
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