Nº38. Abril. 2003.

 

Todos los días los medios de comunicación nos mantienen informados sobre los temas más diversos. Unos nos resultan especialmente interesantes, otros aburridos, muchos incomprensibles, pero todos tiene algo en común: son el reflejo de lo bueno y lo malo que ocurre en nuestro país y en todo el mundo.
En Visto y Leído queremos que nos cuentes las noticias que más te han interesado. Pero no de cualquier manera, sino tal como tú las interpretas.


Repasamos la carrera cinematográfica de James Dean, el eterno rebelde que con tan sólo tres películas se ha convertido en un mito del cine.

Todos hemos soñado alguna vez con vivir otras vidas, pero hay quienes lo han hecho en realidad. Son gente corriente que, gracias a sus dotes camaleónicas, han pasado por médicos ilustres, pilotos o héroes de guerra. Leonardo DiCaprio acaba de interpretar en el cine un famoso caso de usurpación de personalidad.

Por segundo año consecutivo, el cantante que representará a España en Eurovisión ha sido elegido entre los tres finalistas del concurso Operación Triunfo. Beth, la más moderna de esta edición, viajará en mayo a Letonia.


 

 

 

 

 

 


Erase una vez James Dean,
el eterno rebelde
Por Marianela Martínez. Alumna de 3º de ESO del IES Santa Cruz.

Proveniente de una familia de granjeros, James Dean (Indiana, California, 1931) se quedó huérfano de madre a la temprana edad de 8 años, por lo que su padre confió su educación a unos tíos del pequeño, que le animaron a que estudiara, pero abandonó la carrera de Derecho para unirse a un grupo de actores con solo 20 años.

Comenzó con papeles pequeños en películas y varios anuncios publicitarios estando en el Actor's Studio. Todo cambió el día que fue descubierto por Elia Kazan. A raíz de esto consigue un contrato con la Warner y protagoniza la película de su descubridor Al este del edén.

Su éxito hizo que en ese mismo año rodara dos películas más: Rebelde sin causa, de Nicholas Ray y junto a Natalie Wood, y Gigante, dirigida por George Stevens, estrenada en 1956 y en la que trabaja con dos de los actores más importantes del momento: Elizabeth Taylor y Rock Hudson. Pero no llegaría a verla acabada. James Dean muere el 30 de septiembre de 1955 al volante de su Porsche con sólo 24 años, dejando conmocionada a la sociedad americana y dando paso al mito.

En mi opinión, aparte de su indiscutible talento como actor, James Dean marcó un antes y un después en lo que se considera un sex symbol de Hollywood. Digamos que fue el modelo a seguir para los guapitos de las distintas épocas del cine Robert Reford, Brad Pitt, Leonardo Di Caprio, Matt Damon,...

Era una revelación, un sueño, la encarnación del hombre ideal para miles de adolescentes que aprendían a amar, que veían en él a un príncipe azul de carne y hueso, lejano por ser una creación del cine y, a la vez cercano, por no pertenecer a un cuento.

Eso simboliza James Dean: la adolescencia.

 

Puedes encontrar más información sobre James Dean en esta dirección, de donde proceden las fotografías:

http://www.ciudadfutura.com/elcriticon/jdean.html

 

 

Ladrones de identidad
Por Eugenio Fernández Abad, Pablo Fernández Herbosa, Ricardo Fernández Herbosa y Rubén Martín Crespo. Alumnos de 1ºA de Bachillerato del Colegio Nuestra Señora de la Paz.

Leonardo DiCaprio nos ha demostrado en Atrápame si puedes que cada impostor es un ser especial, que intenta vivir experiencias que no puede vivir siendo él mismo. En este artículo intentaremos conocer un poco más a algunos de los ladrones de identidad más famosos.

Cada impostor es un ser especial con características propias. Su único vínculo en común es su habilidad para representar un papel de manera convincente. Los impostores aman el riesgo y juegan con la posibilidad de ser descubiertos. Conocemos la vida de los que han fracasado al ser desenmascarados pero hay otros, los embaucadores supremos, los mejores en su oficio, que siguen en la calle viviendo como dobles agentes, impenetrables y escurridizos. Aquí analizaremos algunos de los ladrones de identidad más ilustres de todos los tiempos.

 

Frank W. Abagnale

El protagonista de Atrapame si puedes de Steven Spilberg, encarnado por Leonardo DiCaprio.
Pocos impostores han dado tanto que hablar como Frank W. Abagnale, el más joven de la historia en entrar en la lista de los diez más buscados por el FBI.
Frank siendo un adolescente que ni siquiera había acabado el instituto, se escapó y fingió ser piloto, prestigioso médico pediatra y abogado, tras presentarse como licenciado en Derecho por la Universidad de Harvard. Tras una vida de farsas y engaños, la INTERPOL le tocó el hombro y fue detenido en Montpellier.
Tras sortear todas las cárceles europeas por su afición a los cheques sin fondos, finalmente fue deportado a Estados Unidos donde, tras pasar una temporada en prisión, accedió a trabajar gratuitamente para el FBI.

 

Milli Vanilli

Un caso bastante estrambótico de impostores sacudió la música en la década pasada. El dúo pop Milli Vanilli arrasó en el panorama musical de finales de los 80.

Llegaron incluso a ganar un Grammy al mejor artista revelación, que fue revocado en 1990, al descubrirse que sólo hacían playback y que, ni siquiera, cantaban en las grabaciones. La discográfica ponía la música y ellos ponían la cara.

 

Ferdinand Demara

Uno de los grandes embaucadores de la historia fue Ferdinand Demara. Denominado el hombre de las mil caras, este norteamericano fue un embaucador en serie que se hizo pasar por monje, profesor, cirujano, ingeniero, científico, siempre con éxito, hasta que fue descubierto.

Este impostor no sobresalía por su brillantez intelectual, tan sólo buscaba escapar de su mediocridad, y experimentar una vida mejor a la que no tenía acceso con su propia personalidad. Su vida fue recreada en la película El gran impostor, protagonizada por Tony Curtis.


Douglas Sringfellow

Douglas Sringfellow logró alcanzar un alto cargo en las filas del Partido Republicano de EEUU en 1952 a base de presumir de valor en el campo de batalla y de su participación en la misión de rescate del físico alemán Otto Han en la Segunda Guerra Mundial.

Stringfellow afirmó que los nazis lo habían torturado hasta dejarlo parapléjico (iba en silla de ruedas). Dos años más tarde el Partido Demócrata desmontó la farsa. Nunca fue agente de inteligencia, ni le capturaron los nazis. La silla de ruedas también resultó ser un engaño, ya que podía caminar con bastón.

 

Ana Anderson

En 1924, Ana Anderson, ingresada en un hospital psiquiátrico, aseguró que era la gran Duquesa Anastasia, la menor de las cuatro hijas del zar Nicolás II y de la zarina Alejandra. Según decía era la única superviviente de la familia real rusa que fue fusilada en Ekaterimburgo, la noche del 16 de julio de 1918. Varios sirvientes de la familia real la apoyaron, pero la mayoría de los parientes de Nicolás II rechazaron las pretensiones de la impostora, cuyo verdadero nombre era Ana Anderson.

Fuentes de las fotografías: http://www.syntac.net/hoax/impostors.php