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Una sala de exposiciones virtual para que los pequeños artistas muestren sus obras, sus cuentos, sus poemas, etcétera
El misterio del Escorpión
En el año 1996, un año en el que las temperaturas fueron muy altas, fui a visitar la tribu de los tuareg, porque iba a hacer un reportaje para la revista InterAulas. Cuando llegué me dijeron que tenía que beber tres vasos de té. Me explicaron que era en señal de bienvenida. Cuando íbamos a dar una vuelta para que me enseñaran el
desierto me montaron en un dromedario; fue muy divertido. Los escorpiones se pararon e hicieron un círculo ante una duna y hablaron en un idioma muy raro. Los tuareg me explicaron que era una lengua muerta. De la duna salió una cueva. Yo me fui a un lado para tranquilizar a los dromedarios que estaban muy nerviosos. Mientras tanto, los escorpiones se adentraron en la cueva y atacaron a los tuareg y todos los tuareg se murieron. Los escorpiones llevaban una piedra muy extraña: era roja, brillaba y tenía el poder de resucitar a los muertos por picadura de escorpión. Me armé de valor y me adentré en la cueva por otra entrada que había, salté y cogí la piedra que tenía un escorpión. Entonces los escorpiones se hicieron ceniza, y yo cogí la piedra y resucité a los tuareg. Al final todos nos fuimos a destruir la piedra y yo me fui a dar el reportaje a la revista Interaulas.
Un grupo de fantasmas Un grupo de fantasmas vive en Marte. Bueno, no viven, van tirando, porque allí nadie les toma en serio. Grandes y pequeños se ríen de ellos. Ya no hay nadie que tenga miedo de sus viejas cadenas oxidadas. Deciden, por fin, emigrar a la tierra donde, según sus informaciones, la gente aún tiene miedo a los fantasmas. Son 17 y, según fuentes bien informadas, viven en La Revilla, cerca de San Vicente, en una casa abandonada que llamamos la casa Grendel porque su jefe se llama así. Algunos dicen que matan, otros creen que son amables. Yo creo que matan; les he visto que cogían un niño y le sacaban todo lo que tenía. Bueno, yo vivo en ese mismo pueblo y esta noche voy a meterme en la casa Grendel a espiar. Voy a ir muy bien equipado: una linterna, una escoba para defenderme, unas cerillas por si me quedo a oscuras. Bueno, creo que eso es todo. Ya estoy en el portal de la casa Grendel. Ya estoy en el recinto de la casa Grendel. Entro en el cuarto y encuentro a los 17 fantasmas. Cojo la escoba y empiezo a darles escobazos. Todos se caen al suelo inconscientes. Con una cuerda, los ato a todos. No sé qué hacer. Encuentro unos 20 petardos y se me ocurre una idea. Cojo todos estos
petardos y les ato con un poco de cuerda. Después, enciendo una cerilla
y con ella prendo las mechas de los petardos y
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