Nº30. Marzo. 2002.
 

Una sala de exposiciones virtual para que los pequeños artistas muestren sus obras, sus cuentos, sus poemas, etcétera



La Galería

Cuentos:
La nota Do ¡ha desaparecido!
La poción mágica
El patio magico
El bosque encantado

Pasatiempos:
¿Quién es su autor?

Dibujos:
Collages e interpretaciones

El Día de la Paz en el Mata Linares


 

 

 

 


La nota Do, ¡ha desaparecido!
Por Andrea Moraga Mayo. Alumna de 5ºB del CP Mata Linares.

Hace mucho tiempo, una chica de origen español a la que le encantaba la música, se fue a Venecia para aprender a tocar la flauta.

Al llegar allí preguntó por las calles de la ciudad si alguien conocía a un profesor llamado Prata Leguion. El camarero de una cafetería respondió que ese señor estaba viviendo en la iglesia con sus amigos los curas. Al decirle eso, la chica, sin pensárselo más, se dirigió a la casa del señor. La joven vio a Prata sentado en una silla tocando la flauta y le preguntó que si le podía enseñar. Él aceptó la propuesta.

Dos años después, la adolescente empezó a dar conciertos por todo el mundo con el instrumento que más quería.
Un día, cuando la chica estaba ensayando antes de su actuación, se llevo una gran sorpresa.

No conseguía que su flauta tocara la nota Do. Muy preocupada llamó a su profesor.
Él le contestó que eso les ocurría a todos los grandes músicos de flauta alguna vez en su vida, pero que era muy fácil solucionar ese problema.

Debía escribir en un papel dorado una frase mágica:
Nota Do, vuelve conmigo y siempre seremos amigos.

Después, tenía que meter la hoja en una caja plateada y enterrarla en el lugar donde aprendió a tocar ese instrumento.

Al final, la chica hizo lo que le dijo su profesor Prata Leguion y la nota Do volvió al lugar donde debía de estar.

 

 


La poción mágica
Por Ana María, Ana y Alba. Alumnas de 4º de Primaria del CP Cisneros.

Había una vez un país muy lejano. Hace quinientos siglos vivía en una pequeña choza una brujita que era toda una niña que se llamaba Amelia.

Tenía cuatro siglos. Su padre, que tenía un milenio, estaba enfadado, porque su hija era desobediente por todo lo que decía. Una noche, Amelia leyó un libro de pócimas e intentó hacer una. La pócima decía:

Babas de sapo, cinco siglos en un saco.
Uñas de escorpión, para la poción.
Gotas del Nilo y lágrimas de cocodrilo.
La pócima sigue en el libro si esperas un siglo.

Amelia buscó en el libro una pócima para adelantar un siglo. No la encontró y se cabreó. Las páginas de la pócima anterior estaban tan pegadas, que no las podía separar ni con magia. Pero recordó un hechizo despegador. Lo dijo sin pensar y se empezaron a despegar. Su padre no sabía que el libro tenía, y debajo de la cama lo escondía. Su padre en la habitación quería entrar y Amelia un hechizo quería realizar.

Amelia estaba desesperada y el padre enfurecido. Lo escondió en el armario de la ropa y dejó que el padre entrara. El padre dijo:

- Voy a cogerte la ropa, Cariño.
- No papi, espera un poco ya la cojo yo, no te preocupes. Déjame sola un momento.

Amelia hizo el hechizo y copió la fórmula. Justo cuando tenía el libro entre las manos, el padre entró a su cuarto y ... ¡ahhhhhh! El padre se desmayó. Amelia aprovechó para hacer la poción. Amelia se metió en un mundo nuevo que ella no conocía.
Una bruja muy extraña le dijo:
- ¿Quieres aprender a usar la magia?
- ¡Sí, por favor!

Amelia tuvo que pasar por tres pruebas: La primera fue volar en la escoba Turbo 2000. La segunda, hacer una poción para futuro.
- La tercera es la más difícil.
- ¿Cuál es esa prueba tan difícil?
- Esa prueba es la poción de olvidar.

La desconocida dijo que tenía que realizar esos conjuros para que tuviera la magia y volver volando hasta su casa, también volver al futuro y que su padre no recuerde nada haciendo el conjuro del olvido.

Amelia por un momento se alejó de la desconocida, pero la dijo:
- Esta bien lo haré.
Pasaron muchos días y Amelia logró pasar las tres pruebas.
Amelia dijo: "Nombrare las palabras mágicas":
Uñas de camaleón, cola de serpiente, haz que mi padre
Nada recuerde.

De repente Amelia viajó en el futuro y vio miles de colorines.
Llegó a casa y su papá no recordaba nada. Amelia se alegró mucho.

Y así termina nuestra historia.

 

 

 

El patio mágico
Por Johna Córdoba y Ana Belén Gutiérrez. Alumnos de 4º A del CP Cisneros de Santander.

Erase una vez un colegio en el que desaparece misteriosamente el patio...

Un día de primavera los niños de 4ºA del Cisneros miraron
por la ventana y ¡oh! ¡sorpresa! El patio había desaparecido.
Todos nos quedamos alucinados y pensamos : ¿dónde vamos a jugar ahora?

Un grupo de niños se lo dijo a la profesora Rosa y rápidamente se asomó a la ventana. Al ver lo ocurrido se lo comunico a todas las clases y al director.

Luego los profesores junto al director hicieron una reunión.

Mientras el director planeaba algo, los niños de 4ºA se pusieron alrededor de donde estaba el patio se cogieron de la mano cerraron los ojos y se concentraron en el patio y de repente salió
del agujero el antiguo patio, era precioso.
El director se quedó asombrado y decidió darles a los niños de 4ºA una medalla y una copa .

Y gracias a esos niños había patio hasta mucho mejor que el anterior.

 

 

El bosque encantado
Por Elsa Respuela y Andrea García. Alumnas de 4º A del CP Cisneros de Santander.

Una guajona envidiosa quiso quedarse con todas las cualidades de los demás seres mitológicos cántabros y para ello...

Había una vez un bosque en el que vivía la Guajona y se sentía tan sola que creó más seres mitológicos, pero le daban celos.
De las Brujas lo bien que volaban, del Hombre Pez lo bien que nadaba, de las Anjanas su belleza, y de muchos más.

Un día estaba pensando algo para quitarles sus cualidades y de repente ¡ZAS! se la vino una idea malvada la cabeza: si echaba un hechizo al bosque se quedaría encantado y ella se quedaría con las cualidades de los otros.

Pero Musgosu la escuchó en la entrada de la cueva, por que la estaba espiando, y fue a contárselo a los demás.
Y todos se escondieron. Pero de todas formas se le quitaron las cualidades. ¡QUE HORROR! Y lucharon, y no creáis que la Guajona perdió al contrario ¡GANO! y para asustarles les rompía todo de las casas.

Un día se hartaron y diciéndola cosas bonitas se murió la Guajona para siempre.

Fin