¿Te ha gustado el último concierto
que has visto o te dieron ganas de pedir a la salida que te devolvieran
el dinero? Pues aquí tienes la oportunidad de explayarte. Toma nota
y cuéntanos tus impresiones sobre lo último que has visto.
Da igual que sea un concierto de blues, una exposición surrealista
o un partido de baloncesto. Sólo importa tu opinión.
¿Un cuenta cuentos en la ESO?
¿Un cuenta cuentos en la ESO?
Por el equipo de Red-acción del IES José
del Campo de Ampuero.
Los alumnos del primer ciclo de la ESO del IES José del Campo
no íbamos a tener clase en nuestras dos últimas horas del
pasado 5 de febrero. "Váis a ir al Aula de Música porque
va a venir una cuenta cuentos", nos habían dicho. ¡Una
cuenta cuentos! ¡Pero si ya somos mayores para eso de los cuentos!
Al llegar al Aula de Música, la primera sorpresa: dos enormes
altavoces y una mesa de mezclas. Pero no fue la última; también
había un chico ¡con un bajo!. Esto ya sí que era extraño.
Una mujer, enorme, nos invitó a sentarnos en el suelo. Su roja
sonrisa fue calmando nuestro ánimos. "Me llamo Virginia Imaz",
dijo, "y quiero explicaros que no voy a contar cuentos para niños,
no, voy a contaros cuentos de amor, de sexo, de intriga. Cuentos... para
mayores".
Esto iba mejorando. Con los oídos abiertos de par en par, escuchamos
tres historias, a cual mejor. La primera era de un pollito que había
decidido escaparse de casa... en un mal momento. Lo genial de la historia
es que tenía moraleja. Lo gracioso era que el muchacho del bajo iba
reproduciendo los ruidos de los animales con su instrumento, ¡vaya
risa!.
El segundo cuento fue alucinante. Un conde, de bigote móvil,
se va a la guerra el mismo día de su boda. Pasados cuatro años,
su esposa decide enviarle un mensaje. Y no se le ocurre otra cosa que enviarle...
¡un beso!. Desde entonces todo cambiará en la vida del mensajero,
y en la de la condesa.
Por último, contaron la historia de un padre y su hijo con
una singular teoría: "La suerte, si es buena o mala, ¿Quién
lo sabe?". Los efectos especiales de este cuento fueron geniales.
Al final, había pasado casi hora y media y ni se había
notado. Los aplausos retumbaron en el aula y en la mente de todos una singular
noticia que nos había dicho Virginia:
"Mañana ocurrirá un extraño fenómeno
en quince kilómetros a la redonda. La gente se levantará con
sabor a miel en los labios. Pero sólo lo notarán ¡los
que se besen!".
La actividad mereció la pena. No sólo por el "simple"
hecho de realizar el esfuerzo de escuchar e imaginar personajes y situaciones,
sino también porque el espectáculo estaba muy logrado, con
un bonito vocabulario, un original acompañamiento y un gran empleo
de tonos.
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