Nº28. Noviembre-Diciembre. 2001.

 


 

Trabajos:

Relatos
La Guerra Civil contada por mi abuelo, Francisco
Fernández Muñoz
Por Joaquín A. Caloca

Poemas
¿Temes la venganza? Por Vanessa Calderón Gómez
La primavera Por Carlota Fernández Lamadrid


 

 

 

 

 

 


La Guerra Civil contada por mi abuelo, Francisco Fernández Muñoz
Por Joaquín A. Caloca, alumno de Ciclo Medio Electricidad del IES Santa Cruz de Castañeda.

Cuando empezó la guerra yo no contaba con más de cinco años y vivía en un pueblo de Soto-Iruz llamado La Regata, junto a mis padres y hermanos.

Nosotros, cuando empezó la guerra, estábamos en casa y sentimos ruido de aviones y disparos. Nos asomábamos a las ventanas de la casa para ver combatir a los aviones enfrente de nuestra casa, en un lugar llamado Vega de Trasvilla, donde se ametrallaban. Se enfrentaban los que venían de Asturias y los que venían por la derecha de Burgos.

Los que venían de Asturias ya venían bombardeando, pero los que venían de Burgos empezaban a bombardear al pasar el monte de Ontaneda, arrasando todo lo que encontraban a su paso. Venían en escuadras de siete u ocho aviones.

Que yo recuerde, en el pueblo cayeron varias bombas en diversas casas, pero me acuerdo de dos perfectamente, una que cayó en el solar de mi casa, que abrió puertas y ventanas, y otra que derribó una casa por completo matando a su dueña al quedar bajo los escombros.

En una finca enfrente de mi casa, en un lugar llamado Los Cuetos, cayeron 12 ó 13 bombas y a la dueña de la cabaña y de la finca la mataron cuando iba a llevar la leche a vender con su burro, iba a la SAM. Todo esto ocurrió a las 19,00 horas, aproximadamente.

Nosotros salimos a asomarnos a la ventana al oír el ruido de los aviones, primero venía uno grande que le llamaban El Abuelón, por su tamaño y el ruido que metía, que sonaba dos o tres veces más que los otros, y luego ya venían las escuadras de siete u ocho aviones, bombardeando.

A 100 metros de mi casa se formó toda la orilla de una finca bastante grande, de camiones militares, que fueron calcinados a los pocos días debido a un incendio que no supimos lo que lo originó al ser de noche.
Cuando esto ocurrió, nos trasladamos a una cueva de La Penilla, pero era muy pequeña y nos trasladaron a la Cueva Piz, en Pando, en la cual ya había unos refugiados. Esta cueva era mucho más grande, estaba rodeada de robles y había que acceder a ella por medio de unas escaleras de tierra, ya que estaba un poco como hundida en el terreno. Allí nos traía la comida nuestra abuela en un burro y dos cuévanos y, cuando había bombardeos, se tiraba al suelo como si estuviera muerta y el burro quedaba paciendo no muy lejos de ella.

Al poco tiempo de estar en la cueva nos mandaron salir diciendo que la guerra ya había terminado, pero no era así y cuando todos estabamos en el prado, fuera de la cueva, nos ametrallaron y nos tuvimos que volver a meter dentro. Allí permanecimos hasta pasar otro día y nos avisaron de que habían sido Las Asturianas que nos habían ametrallado.

En el pueblo de Soto-Iruz, donde ejercía sus labores de párroco, se escondió en el altar mayor de la iglesia con un fusil y unos cuantos peines de balas, cuando escuchaba algún ruido andaba por dentro del Altar, porque ya habían ametrallado una o dos veces todos los altares de la iglesia por si había escondido alguien dentro. El no habló, no chilló, ni dijo nada, logró mantener su vida y cuando acabó la guerra salió por una trampilla que había en la parte superior del Altar. Esta párroco se llamaba Valentín del Moral Narazábal

 

 

 

¿Temes la venganza?
Por Vanessa Calderón Gómez, alumna de 2º de Bachillerato del IES Santa Cruz de Castañeda.


¿Temes la Venganza?
Haz lo mismo que aquella blanca paloma,
¿no lo recuerdas?,
voló entre armas para rescatar la rama de olivo perdida,
¿no te atreves?,
quizá, no seas tan fuerte como crees
cada vez que postras tu mano sobre todo su cuerpo.

¿Te das cuenta?
Ella no necesita que des volumen y color a su piel,
no necesita coger del suelo todos los días su ser.
¿Quieres sincerarte?
Me interesaría conocer las razones que tienes
para querer reunir a Dios con tu gran amor.
Quisiera saber por qué mantienes esta lucha,
por qué intentas ocupar el sitio del Diablo.

¿Vas a contestarme?
No estoy dispuesto a que, quien me trajo aquí,
reciba un solo golpe,
no pienso consentir que destroces todo lo que toques,
es más, dame a mí ese empujón,
pues recibiré gloria.

¿No me comprendes?
Tiraré al pozo que construimos toda mi misericordia,
mis manos se dirigirán a esa zona oscura
que un día se encargó de tragar tu valentía,
y llegarás al fin.

¿Estás satisfecho?
Acaba de reclamar sus derechos, ha decidido ser feliz,
y ha utilizado el egoísmo que durante veinte años la inculcaste:
No se ha detenido a pensar en mí.

¿Temes la venganza?
Tu alma se encuentra al ras del suelo,
mientras, la mía, está situada en otro nivel.
No debes preocuparte, no cortaré tus pobres alas,
pues, por una confusión, ahí arriba podrías encontrarla.
Prefiero escalar las nubes que me conducirán hasta el Cielo,
prefiero caminar yo el sendero de la muerte, y decirla que la quiero.

 

 

 

 

 


La primavera
Por Carlota Fernández Lamadrid, alumna de 1º de ESO del IES José Hierro.


Eres libre, libre como una mariposa
eres hermosa.
Eres vieja, vieja como el mar,
que nunca para,
que no deja de zozobrar.

Eres sincera, sincera como
mi corazón cuando bombea.
Esa magia que tú tienes quién la tuviera,
pero no la puede desprender cualquiera.

El perfume de las flores,
quién tuviera esos olores.
Este mes, esta era,
la desea cualquiera.
El 21 de Marzo ya ha llegado,
y el deseo ya se ha realizado.