|
Trabajos: Relatos Poemas
Un final feliz para Teseo y Ariadna Después de salir victorioso del laberinto, Teseo agradece su colaboración a Ariadna: - Ariadna, sin tu ayuda no hubiera salido del laberinto; para agradecértelo,
te llevaré conmigo. Nada más tener esta conversación, Ariadna cogió sus cosas y las llevó al barco de Teseo. De vuelta a casa, Teseo y Ariadna tuvieron numerosos problemas pero enseguida supieron salir airosos, gracias al ingenio de Ariadna y a la fuerza de Teseo. Éste quería hacer el viaje de regreso en poco tiempo pero, por los problemas que tuvieron durante el viaje, pararon a descansar dos días en una isla. - Bueno Ariadna, creo que debemos quedarnos en esta isla uno o dos
días, afirmó Teseo con desgana. Ariadna, toda contenta,
ya que allí no les iba a molestar nadie ni nada, dijo: Pero a Teseo todo aquello le parecía muy precipitado, ya que él quería volver a su casa y sobre todo, vivir allí, pero si eso hacía feliz a Ariadna, algo tendría que hacer para contentarla... ¡ya, sé!, pensó Teseo y dijo: - Ariadna, no nos podemos quedar aquí muchos días, ya
que mi padre me espera, pero si quieres, cuando vivamos en Atenas, nos vendremos
aquí de vacaciones, y nos haremos una casa... La estancia se les pasó enseguida, pero la sorpresa se la llevó Ariadna al despertarse por la mañana y no ver a Teseo ni tampoco su barco. Ésta, enfurecida y triste, se decía: - Ya lo sabía yo, Teseo no me quería, y encima para desgracia, me deja tirada en una isla, cuando le pille.... si es que le veo otra vez, se va a dar cuenta de quién soy yo... Pero, poco más tarde, se veía venir por el mar al barco de Teseo, y claro, él venía dentro. Enseguida Ariadna fue donde Teseo para decirle un par de cosas, pero éste la freno diciendo que tenia una sorpresa para ella. Le dijo que entrara al barco con los ojos cerrados. Al abrirlos, encontró un delicioso desayuno y, acto seguido, ella dijo: - Gracias Teseo por todo esto, ya pensaba yo otra cosa de tí. - ¡Ah! Es verdad, casi se me olvida, debo cambiar la vela negra
por la blanca, en señal de victoria; menos mal que me lo has dicho,
si llego a llevar lo vela negra, mi padre y mi pueblo me tomaría
por muerto y por desgraciado. Una vez rumbo a Atenas, tras medio día de navegación, llegaron y Egeo, padre de Teseo, dio al pueblo la señal de victoria de su hijo frente al Minotauro: - ¡Mi hijo ha vencido, es todo un héroe! El pueblo, al oírlo, recibió a Teseo con gran alegría, pero se sorprendieron de la joven y guapa muchacha que le acompañaba. Algunos, sintieron cierta envidia. Teseo, nada más descender del barco, recibíó los aplausos y agradecimientos del pueblo, pero aquel enseguida dijo: - Yo no hubiera salido del laberinto sin la ayuda de esta joven llamada Ariadna, así que ella también debe recibir parte de la gloria. Mientras tanto, Ariadna pensaba que no había hecho falta que Teseo hubiera dicho eso delante de todo el mundo porque ahora la estarían atosigando... A pesar de todo, asumió con agrado su nueva popularidad. Tras el recibimiento, Teseo y Ariadna se dirigieron a su padre y éste dijo: - Gracias Teseo, y también a ti Ariadna, por habernos librado
al pueblo de Atenas de tan macabro tributo. Más tarde, después de estar hablando largo rato de sus aventuras, Teseo pidió permiso a su padre para casarse con Ariadna. Egeo se lo pensó mucho, ya que Ariadna no era de su reino y, encima, era hija de Minos, pero finalmente se lo concedió, puesto que de esa manera Teseo y Ariadna serían felices y también porque gracias a Ariadna, Teseo había salido victorioso. Enseguida la pareja comunica la decisión al pueblo, y claro, toda la gente se puso muy contenta. Finalmente se casan y son coronados los próximos reyes de Atenas, siempre y cuando éstos sirvan a su pueblo. Después de un tiempo Teseo y Ariadna tuvieron hijos, próximos príncipes de Atenas, y Teseo, como regalo para Ariadna, cumplió la promesa de hacerse una casa en la isla en la que estuvieron ellos dos un tiempo, y como pensó Teseo ese día no irían ellos dos solos a la isla.
Una lágrima dorada no te enamores jamás, que el amor es algo serio que te puede destrozar, que tu risa de niña se te puede marchitar, que tus ojos tan brillantes con lágrimas duras que nunca se podrán secar, que el amor es algo serio que te puede dar la vida o te la puede quitar, que te puede dejar un vacío que tardas mucho en llenar, y por mucho que te diga esto se que caso no me harás. especial y despacio y sin saberlo te enamorarás. Tu corazón pequeñito poco a poco se abrirá. que quizá no entenderás, a tus amigas de él las hablarás, tu libro y tu pupitre con su nombre mancharás. En tu corazón, un nombre con una letra que nunca podrás borrar. y os sentareis en un bar, te besará despacio y quizás te asustarás. El día que esto pase tu vida cambiará. en tu mundo de cristal y mires donde mires su rostro allí hallarás, se te pueden empañar su cabello, su sonrisa y su forma de mirar. se te puede derrumbar y te quedarás sentada, viendo como él se va y una lagrima dorada tu rostro manchará. con ganas de llorar. y no lo querrás saludar. siempre se irán a juntar. con otra lo verás. y de nuevo llorarás. te presentarán a alguien y te gustará: su cabello, su sonrisa y su forma de mirar, y aunque tu no te des cuenta te habrás vuelto a enamorar.
Diabólico Paraíso El día del accidente, creí morir Aunque juro intentarlo en adelante. Hoy es tu aniversario, Aunque por el momento, cura las heridas que en su día dejaste.
¡Dichosa muerte!, eras demasiado joven para morir, Te quise y te quiero, tú lo sabes, Conocí dónde vivía en verdad, Dijo que creamos mariposas Para camuflar de algún modo nuestros fallos. Ahora que ha desaparecido esa cortina de humo, Esa llama que dice que las piedras tienen vida, Mi mayor deseo es que todo lo sucio se aclare, Deseo que los árboles dejen de darnos la vida,
| ||