Nº26. Junio. 2001.
 

Una sala de exposiciones virtual para que los pequeños artistas muestren sus obras.



La Galería

El espantapájaros bailarín
Un día de excursión
Excursión a Liencres
La patata moderna y la bruja fea
El agente 007
Los batautos y la sequía
Todo por un cartel

 

 

 

 


El espantapájaros bailarín
Por Pablo Quintanal. Alumno de 4º de Primaria del CP Fernando de los Ríos de Torrelavega.

La historia de un espantapájaros que perdió su levita por aprender a bailar.

-Había una vez un espantapájaros en medio de un campo de trigo.
-Un día por la noche vio pasar a un niño bailando.

 

-El niño estuvo toda la noche enseñando a bailar al espantapájaros.
-Por la mañana, cuando el señor Justo le vio bailando, se enfadó.


-Se enfadó tanto que le dio bofetadas hasta que sólo quedó la levita.
-Cuando salió el viento, la levita se elevó hasta la nube más alta del pueblo.

 

 

 

Un día de excursión
Por Pablo Quintanal, alumno de 4º de Primaria del CP Fernando de los Ríos de Torrelavega.

Un grupo de alumnos del CP Fernando de los Ríos realizó una excursión a Boo de Piélagos; si quieres saber cómo transcurrió sólo tienes que leer este cómic.

-Hoy por la mañana fui a F.E.V.E. para irnos a Boo de Piélagos.
-Una vez llegados al bosque me puse a recoger piñas.

-Al llegar al puente nos divertimos mucho, porque había mucha tierra en el puente.
-Después llegamos a la playa y me puse a recoger conchas y algas.

 

-Subimos una cuesta y allí comimos.
-Regresamos a la estación, vino el tren y regresamos a Torrelavega.

 

 

 

 

Excursión a Liencres
Por Pablo Quintanal. Alumno de 4º de Primaria del CP Fernando de los Ríos de Torrelavega.

 

-Por la mañana fui a la estación de FEVE y nos montamos en el tren.
-Nos bajamos del tren en Boo y una vez allí nos pusimos a andar.


-Por fin llegamos a Liencres y seguimos andando por el bosque.
-Nos pusimos a comer y luego jugamos.

 

-De nuevo anduvimos hasta la estación.
-Y... cogimos el tren para regresar a Torrelavega.


 

 

 


La patata moderna y la bruja fea
Por Soledad Cabanas e Iber Crespo, alumnos del CP Cisneros

Las aventuras de una patata muy moderna con una bruja muy, muy fea llamada Amelia.

Érase una vez una patata muy feliz, era un día inolvidable. Sony pensaba que nada lo podía estropear. No había ni una nube por el cielo hasta que el cielo se oscureció y apareció una malvada bruja muy, muy, muy fea. Amelia es su nombre.

Se desmayó y la bruja se fue; hay que reemprender un viaje y no va ser fácil. Sony ya ha llegado al castillo de la bruja Amelia.
Sony está metido en el cuadro de la muerte.

Ahí estaba Amelia, Sony le dio una patada y BOOOOM. Amelia desapareció.

 



 


El agente 007
Por Víctor García y Adrián López, alumnos del CP Cisneros de Santander.

Ser agente secreto es una profesión muy peligrosa. Así queda patente en la historia de Víctor y Adrián, en la que vemos cómo 007 se enfrenta a un grupo terrorista.

Erase una vez un agente secreto que tenía que hacer misiones importantes. Estaba en una misión secreta cuando unos terroristas atracaron la joyería y se llevaron las joyas y a su amigo. Cuando fue al baño se encontró una clienta muerta.

Se fue en el coche; dentro iba la enfermera de la agencia de los agentes y dos policías. 007 les contó todo para rescatar al agente 009 y medio. Encontraron otro cadáver en un bosque cercano, donde los bandidos tenían su guarida.

Volviendo a la ciudad vieron en la calle a los terroristas corriendo y les siguieron saltando por los coches. Encontraron el coche de los bandidos y dentro del maletero estaba el agente 009 y medio. Siguieron a los terroristas en su porche cuando estaban a punto de esconderse en el parque, pero les rodearon con ayuda de la policía hasta que se rindieron. Las joyas fueron recuperadas y ahora se encuentran encarcelados esperando a ser juzgados por la justicia.

 


 


Los batautos y la sequía
Por Eduardo Bedia Bonilla y Johna Córdova Estrugo, alumnos de 3ºA del CP Cisneros de Santander.

Los batautos son unos seres verdes con orejas al principio de la cabeza y pies al final del cuerpo. Viven en un lugar que se llama Butibato.

Os voy a presentar algunos de los batautos: Peluso es muy listo, por lo menos lo que se cree él. Buu es su amigo y se cree todo lo que dice Peluso. Erito es un batauto muy sensato, pero muchas veces está de mal humor.

¡Bah! -dijo Erito- Seguro que nadie se ha enterado de que hace dos meses que no llueve y si no llueve hoy tampoco hará dos meses y un día que no ha llovido. Hay que regar los árboles.

Erito se puso de muy mal humor. En esto, Buu tubo la desgracia de pasar por allí y se la ganó:
-¿Es que no sabes que hace dos meses que no llueve?- Gritó Erito.
-¿Tanto tiempo? -dijo Buu- ¿Desde aquel chaparrón que cayó cuando íbamos de excursión?
-¡Claro! -chilló Erito, indignando-. ¡Como tú bebes agua siempre que quieres! ¡Tendrías que poder no beber para que escarmentaras!

El pobre Buu se alejó atemorizado. Erito está furioso por que no llueve -le dijo a Peluso-.

 

 

 


Todo por un cartel
Por alumnos de 6ºA de Primaria del CP Cisneros de Santander

Las aventuras y sorpresas de cuatro niños que, de pronto, se ven atrapados en el castillo de la bruja Ágata, contra la que deberán emplear todas sus armas para recuperar la libertad.

Érase una vez cuatro niños: Tomy, Chuky, Mary y Harry. Éstos quedaban todos los días por la noche para contar historias de miedo, hasta que una noche fueron al bosque y... se les gastaron las pilas de las linternas, ¡sólo funcionaban dos!

Acabaron de contar historias y quisieron volver a casa por un sendero cercano, pero se chocaron con dos carteles en los que ponía: pueblo y peligro. Ellos no lo sabían, pero los carteles los había cambiado la malvada bruja Ágata que quería que fueran hacia el pueblo fantasma. Cogieron el camino que pensaron que era el bueno y llegaron a una cima desde la que se veía el pueblo fantasma con su terrorífico castillo.

Bajaron la ladera con dificultad y fueron a pedir ayuda al único sitio que parecía estar habitado: el castillo. En el buzón de la entrada, que a duras penas sobrevivía, se veía escrito el nombre de Ágata. Tomy, Harry y Chuky entraron y Mary chutó el felpudo con rabia porque se habían perdido. De pronto...vio como algo brillaba, alumbrado por el reflejo de la luna, ¡era una llave! Mary la cogió y se quedó pensando de donde podía ser. En la llave había unas iniciales: llave b. Mary pensó: "Llave buzón, claro". Le abrió y en el interior había un papel viejo, una especie de manuscrito que no le dio tiempo a leer porque sus amigos la estaban llamando.

Chuky se puso a jugar con la linterna que parpadeaba porque apenas tenía pilas; cuando ésta se apagaba las antorchas de la derecha se encendían y viceversa. Alumbrados por las antorchas oyeron una voz que decía: Bienvenidos a mi castillo. Espero que os lo paséis muy bien. ¡Ahora empieza el juego! Ja, ja, ja,... Cerraron los ojos porque algo les deslumbraba y cuando los abrieron... ¡cada uno estaba en una celda, todos menos Mary que estaba en una habitación sin ventanas ni puertas!

Los chicos pudieron escapar porque los barrotes estaban oxidados. Salieron por una puerta y se encontraron al lado de un árbol, que cuando le tocaban aparecía una bruja y les hacía una pregunta. Si la acertaban les pasaba algo bueno y si la fallaban algo malo. Les preguntó: ¿Las brujas siempre tienen que llevar gorro, escoba y toquilla? Chuky dijo que no a bulto, y Tomy le riñó porque dijo que en todos los cuentos aparecían con eso. Pero la respuesta del árbol fue: Respuesta correcta. Si las brujas no llevan esa ropa es más difícil reconocerlas. Ahora os pasará algo bueno.

Y eso ocurrió, porque aparecieron todos en su cama. ¡Sólo faltaba un cuarto de hora para entrar al cole! Como todos los días, se encontraron en la plaza para ir juntos, pero... ¡faltaba Mary! Chuky habló de su sueño y se dio cuenta de que todos habían soñado lo mismo, pero el que no estuviera Mary les hacía temer que en realidad no hubiera sido un sueño. Por eso se lo fueron a contar a sus abuelos, con los que vivían, pero al llegar vieron que la bruja les había raptado y no les volverían a ver jamás.

También los niños, y por un maléfico hechizo de la bruja, aparecieron atados y al lado de una gran hoguera. ¡La bruja les quería quemar! ¡Y Mary seguía sin aparecer! Ella seguía encerrada en aquel cuarto y no podía salir. De repente se acordó del papel que se había encontrado en el buzón. Le leyó y ponía: Binirius Glorius Si Ibris De Liberty. Al leerlo en voz alta apareció delante de la hoguera donde la bruja iba a quemar a sus amigos. Rápidamente los desató y los niños pudieron escapar. Pero... ¿cómo podemos matar a la bruja? -pensaron-. Se acordaron de que su vecino era un gran sabio, muy raro, que hacía cosas extrañas. Fueron a su casa, se lo contaron y fueron al castillo. Allí el sabio ganó a la bruja en una intensa lucha y murió.

Han pasado los años y los niños ya no son niños, sino mayores y han escrito un libro sobre lo que les pasó esa noche y se titula: Todo por un cartel.