Nº24. Abril. 2001.

 


 

Trabajos:

Relatos
En busca del verdadero tesoro (El desenlace)Por Elsa
Toño (I parte) Por Adán

 

 

 

 

 


En busca del verdadero tesoro
Por Elsa Velasco Valdés, alumna de 2º ESO del IES José Hierro de San Vicente de la Barquera.

Se encaminaron a los Montes del Miedo, abandonando el bosque. Pronto las criaturas fantásticas desaparecieron de su vista, en su lugar la mañana se estaba oscureciendo y apareció una penumbra que inundaba el valle, una penumbra que ahorcaba al sol.

-A, A, Alison -tartamudeó Tom- ¿No estamos ya?
-Me temo que sí, Tom, me temo que sí ...

El paisaje era... ¿Cómo describirlo? Dos montes donde se perdía la vista, un paisaje desolador, con falta de vida, ni un árbol, ni una flor...ni un alma.

-¡Cuidado! -Anunció Alison- ¡Al suelo!.

Una bandada de murciélagos rabiosos los atacó, los chicos se alejaron corriendo de los murciélagos, pero estos persistían en atacarlos volando por encima de sus cabezas. Ellos se refugiaron en una cueva y golpeando piedra contra piedra, lograron encender un fueguecito muy acogedor.

Alison y Tom se encontraban cansados, hambrientos y asustados. En ese momento deseaban no haber emprendido nunca el viaje a los Montes del Miedo, es más, hasta se arrepentían de haber iniciado el viaje a Ecuador. Alison se sentía más culpable por haberse encaprichado en el viaje y haber metido a Tom en el rollo.

-Tom- dijo Alison.
-¿Qué?
-Siento haberte metido en esto. Siento que todo es culpa mía, mira en que situación estamos.
- No Alison, no es cierto, además si no hubiera ocurrido nunca nada de esto, no podría haber visto nunca las maravillas que he visto.

En ese momento se abrazaron y pasó corriendo por debajo de ellos un ratón.
Ajjj! -chillaron a coro- Cogiendo rosas empezaron a tirárselas a aquella criatrura.
-¡Basta, chicos, parad de malgastar vuestras armas en mí!
-¿Quién eres?- preguntó Alison.
-¿Qué quieres?- interrogó Tom.
-Soy una criatura del bosque de las Mil Maravillas, he venido a ver cómo estáis.
-No malgastéis vuestras rosas conmigo, puesto que a mí no me afectan. Vengo a daros un consejo "no durmáis".
-¿Por qué?
-Porque las criaturas de los sueños no pueden penetrar en estos montes. En su lugar existen unos dobles que os confundirían las ideas.
-Basta con no hacerles caso.
-No es posible, tienen una magia poderosa y os hechizarían.
-¿Por qué lo hacen?
-Para que no encontréis el verdadero tesoro de esta isla. Adiós, tengo que irme.
No desapareció envuelto en humo como el unicornio, sino que salió corriendo de la cueva.

-Propongo que busquemos el verdadero tesoro, puesto que no podemos dormir, es lo correcto- corroboró Alison.
-Tienes razón-
contestó Tom- pero, ¿dónde buscaremos?.
-Tengo la corazonada de que se encuentra entre los dos montes.
-¿Cómo puedes saberlo?

-Verás, los montes tienen acceso por todos los lugares menos por el medio, creo que debería encontrase en el lugar más protegido.

Tom cogió dos palos, los puso en el fuego y, en silencio, le entregó uno a Alison.
-Buscaremos y encontraremos ese tesoro -afirmó Tom-. El lugar donde querían llegar era bastante complicado, lo tenían casi en sus manos, pero resultaba complicado.

Ya era muy avanzada la mañana, pero en los Montes del Miedo, casi no se notaba nada. Llegaron al medio, la bajada era rápida. No tenían ni pico ni pala, pero se pusieron a escarbar con las manos. Por fin encontraron un cofre en una cavidad muy honda. Llenos de entusiasmo y de alegría cavaron cada vez más rápido, pero entonces...

-¿Cómo osáis intentar conseguir mi tesoro?- dijo una voz tenebrosa.
De repente los dos montes se levantaron y aparecieron dos gigantes con cuerpo y vestimenta negra. Los dos chicos se quedaron petrificados, no sabían como actuar.
Empezaron a tirar rosas y rosas, pero cuando se les terminaron no había nada más que hacer, cada uno se apoyaba en la espalda del otro, mirando a cada gigante que tenía enfrente.
Entonces Alison tuvo una idea.

-Tom, toma este trozo de piedra, creo que es mágica. En efecto, así era, al juntar las dos piedras mágicas emitieron un brillo, entonces ese brillo se convirtió en una potente luz, esa luz salió disparada hacia cada monstruo, y esas criaturas comenzaron a dar gritos de dolor y se convirtieron en cenizas.
Alison y Tom cayeron de rodillas enfrente del cofre del tesoro.

-Te cedo el honor -dijo Alison.
-Las damas primero.
-Lo mejor será que lo abramos a la vez, así no habrá ningún problema.

Todo estaba listo, sus dedos inquietos levantaron la tapa y entonces...
Una luz salió disparada de su interior crispando el cielo y de repente, Mono y Papagayo salieron de su interior.
-Enhorabuena, lo habéis logrado.
-¿Qué hacéis vosotros aquí? -
Preguntó Alison.
-¿Cúal es el tesoro?-
se extrañó Tom.
-Gracias a vosotros, nosotros por fin podemos ser reales, gracias -dijo Papagayo.
-El tesoro es éste- explicó Mono -Siempre habéis tenido el tesoro, lo que ocurre es que no lo sabíais. El tesoro es vuestra amistad.
-¿Nuestra amistad? -dijeron al unísono.
-Sí, pero también podéis pedir un deseo, simplemente mirad al cielo y pedidlo.

Las criaturas de los sueños reales se fueron siguiendo la luz. Alison y Tom se abrazaron y estuvieron así por lo menos un cuarto de hora.

-Oye Alison, tenían razón ¿Qué te parece si...?
-Vale -respondió Alison- Criaturas de los sueños, pedimos que cuando cerremos los ojos aparezcamos en Ecuador.

En un abrir y cerrar de ojos se encontraron en el interior de una iglesia, entonces se escuchó:
Estamos aquí para conmemorar la muerte de Alison y Tom, dos muchachos a los que les quedaba toda una vida por delante.

-Y que llegaron tarde a su propio funeral -sonrió Tom.
-Sí eso dijo el cura- y que llegaron tarde a su propio ¡¡Eh!!....

Todo el mundo miró hacia atrás, Alison y Tom estaban en el pasillo de la iglesia. Los padres se abalanzaron sobre sus hijos y luego les preguntaron:

-¿Cómo pudísteis sobrevivir?
-Comiendo mandarinas
-se rieron ellos.
-Parece mentira -dijo la tía de Alison- Quien os entienda que os compre.

Así fue como Alison y Tom descubrieron que el tesoro más importante de esta vida es la amistad.

 

Final

 


 

 

 


Toño
Por Adán Roiz García, alumno del IES José Hierro de San Vicente de la Barquera

Las navidades para mí son una temporada sin cole que los niños ansiamos su llegada porque nos traen regalos. Y los mayores comen y luego quieren adelgazar. Y se cantan canciones a grito pelado ....

El día 24 de diciembre estaba yo sentado en la cama jugando a la consola a eso de las 8 de la tarde, cuando esa molesta e impertinente voz (mi madre) gritó:

-¡Antonio, baja ahora mismo!

Y claro, tuve que parar la partida y bajar. Cuando llegue al salón me lo encontré lleno de familiares con corbata y mujeres con peinados extraños, y a mi madre con el vestido de los domingos y diciendo con cara de sorpresa y estupefacción:

-Mira aquí están... ¡pero niño, sube a cambiarte esa ropa, marrano! ¿no ves que hoy es Nochebuena?

Y todo el salón soltó una estruendosa carcajada a la vez que mi madre señalaba mi habitación con el dedo índice. Pero yo no le vi la gracia hasta que me fijé, ya en mi habitación, en el chándal lleno de lamparones y pegotes de cola-cao. En fin, que baja con el dichoso traje de los domingos con su ridícula pajarita incluida, y me dirigí a la cocina dispuesto a recibir una especie de manteo, (es un juego en el que una serie de personas golpean a otra en corrillo), sólo que en este manteo recibía carantoñas, besos, achuchones, tirones de orejas... y todo ese tipo de cosas desagradables que nos hacen a los niños.

Y aquí viene lo gordo. Y es que hice migas rápidamente con el tío Gerardo, que me reía todas las gracias y paridas que le contaba. En uno de esos intentos de arrancarle una carcajada y sentirme aún más protagonista (cosa que no puedo evitar) cogí un trozo de pavo que tenia pellejo suelto y me dedique a darle vueltas mientras que cantaba la canción del barquito, y en un fallo técnico el trozo de pellejo salió disparado y fue a caer en el escote de la tía Rosa (la gorda de la familia), y mi padre, que estaba muy nervioso, fue lamentablemente a buscarlo.

En fin, que no terminé de cenar porque me pasé el resto de la noche en el garaje comiendo las galletas de Woosh (mi perro), hasta que me vino a buscar mi madre, con su correspondiente charla.

Me castigaron tres días encerrado en el garaje, como un presidiario, y me soltaron el día 28, grave error, pues es el día de los Santos Inocentes, es decir, cuando se produce una masiva y descontrolada serie de inocentadas provocadas por todo ser no amargado o animal.

En esos tres días lo había preparado todo, pues era consciente de la fecha de uno de mis días favoritos del año. En el garaje había todo tipo de herramientas y construí un tirachinas especial para huevos, había preparado cuatro bombas de agua fuerte y una especie de brebaje mal oliente (no apto para enfermos del estómago) a base de bombas fétidas y huevos fermentados metidos en un frasco. (Está claro que lo de pegar muñequitos en la espalda es para aficionados).

Armado hasta los dientes salí de casa con una mochila, y acudí al parque, donde me esperaban mis amigos: el tracas, el cabezón y el mocoso que traían bolsas de globos de agua (cutres).

Ese día lo use todo: eché el extraño líquido en la pastelería del barrio, tiré con huevos a todo aquello que se movía y reventé las bombas de aguafuerte en el supermercado.

Cuando llegué a casa satisfecho de mis heroicas acciones, mi madre me tenia preparado un largo mitin y una escoba. Estaba claro que los vecinos se habían chivado, era una conspiración contra mí.....

 

Continuará.......