Tribuna Libre
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Aquí podéis opinar de todo aquello que os interese, bien porque
esté de actualidad o bien porque creáis que merece la pena
ser comentado.
En este número contamos con numerosos artículos de opinión
que se ocupan de tema muy diversos y cuyo índice tenéis debajo
de esta introducción. La gran cantidad de trabajos recibidos prueban
el interés y la preocupación de los alumnos por el mundo en
el que viven.
Van a morir... ¿deben morir?
Van a morir... ¿deben morir?
Por Javier Lafuente, alumno de 2º de Bachillerato
del IES José María de Pereda de Santander.
Una reflexión contundente sobre la pena de muerte en la que
el alumno aporta datos y reflexiones mostrando su firme defensa de la rehabilitación
de los presos y oposición al "castigo más cruel".
40 años de torturas, de homicidios a sangre fría a manos
del Estado, constituyen la posición más extrema de los Derechos
Humanos, la violación al derecho de la vida, el castigo más
cruel, inhumano y denigrante.
Así como el asesinato de un ser humano inocente, un asesinato
sin sentido, sin lógica, de lo que desgraciadamente hay mucho en
este momento, no puede ser justificado, tampoco lo puede ser el sufrimiento
tanto físico como psíquico de esas personas que saben que
van a morir a manos del Estado. Una ejecución constituye la forma
más extrema de agresión física y mental que cualquier
ser humano pueda padecer.
No intento justificar, ni mucho menos, a esos asesinos sin sentido, ni
intento restar importancia a sus deplorables actos. Sin embargo la pena
capital no es la solución a estos sucesos (Ojo por ojo... y nos
quedaremos todos ciegos, que dijo Gandhi).
A todo esto, cabe añadir, que en la mayoría de los casos,
la pena de muerte es discriminatoria y a menudo se utiliza contra los económicamente
desfavorecidos, las minorías, tanto raciales, como étnicas
o religiosas.
Una alternativa a la pena de muerte es la condena perpetua, ya que mientras
un preso siga vivo, tiene esperanzas de poder rehabilitarse o de ser liberado
en caso de que el juicio por el que fue procesado fuese irregular (hecho
que se repite cada vez más). Por el contrario, la ejecución
elimina la posibilidad de compensar al preso por los errores que se hayan
cometido o da por abolido el hecho de que el preso pueda rehabilitarse.
Existen dos rasgos que hacen esta violación de los Derechos Humanos
deplorable, inhumana. La primera es la forma en que estos condenados, van
a ser asesinados. Saben el lugar, la hora y el método por el que
van a ser ejecutados. Otro rasgo que hay que mencionar, es que la mayoría
de las victimas son condenadas a muerte tras unos juicios más que
irregulares. Miles de personas han sido ejecutadas a manos de un gobierno,
del Estado para después ser declarados inocentes (justo a tiempo
¿no?).
Por tanto, no podemos permitir que a comienzos del siglo XXI se sigan
cometiendo torturas, ejecuciones, propias de antaño, NO A LA PENA
DE MUERTE.
Para que os hagáis una idea, en la década
de los 90, son precisamente 90 los países que siguen aplicando la
pena de muerte. El 80% de las ejecuciones tuvieron lugar en tan sólo
cuatro países: China (1067 ejecuciones conocidas), La República
Democrática del Congo (más de cien ejecuciones conocidas),
Estados Unidos (68) e Irán (66 ejecuciones conocidas).
Estas ejecuciones se han llevado a cabo mediante métodos tan "adecuados"
como la cámara de gas, la silla eléctrica o incluso mediante
disparos en la nuca.
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