Nº21. Noviembre-Diciembre. 2000.


Tribuna Libre

El lugar para vuestras opiniones personales es Tribuna Libre.
Aquí podéis opinar de todo aquello que os interese, bien porque esté de actualidad o bien porque creáis que merece la pena ser comentado.
En este número contamos con numerosos artículos de opinión que se ocupan de tema muy diversos y cuyo índice tenéis debajo de esta introducción. La gran cantidad de trabajos recibidos prueban el interés y la preocupación de los alumnos por el mundo en el que viven.

 

Esos teléfonos los carga el diablo
Esos humanistas malditos

 

 

Esos teléfonos los carga el diablo
Por Javier Gómez. 2º de Bachillerato del IES José María de Pereda de Santander

Una aplastante crítica de un alumno que se siente orgulloso de no pertenecer a los "telefonomovilodependientes", y que considera que el uso incontrolado de estos teléfonos ha acabado con la libertad del individuo.


Recuerdo con cierto anhelo y probablemente nostalgia, aquellos tiempos en los que aun existía capacidad de improvisación, sorpresa o aislamiento. Recuerdo que por aquel entonces Pedro Almodóvar era uno de los principales representantes de la Movida y que conseguíamos vivir sin ánimo de lucro con sólo dos canales de televisión. Y sorpréndanse, era gratuita.

Es más, sin irnos tan lejos puedo recordar tiempos de libertad y buenaventura, imagínense un ciclista español, navarro de nacimiento, ganó casi media docena de vueltas a Francia. Por otro lado, nuestras infantas, todavía jóvenes y lozanas vivían felices desde la soltería, sin traer Froilanes al mundo. Y es que cómo cambian los tiempos.

En mi opinión, el motivo del declive nacional no reside en el cambio de gobierno, ni en los nuevos controles de alcoholemia, ni siquiera en que la Constitución haya pasado la veintena. Reside en los malditos teléfonos móviles. Por estos puedo afirmar sin temor a equivocarme, que España se está convirtiendo en la mayor pijada que cualquier desvergonzado pueblo pueda tolerar. Y no puedo más que estar alarmado al ver que mis compatriotas se han convertido a su vez, en unos inútiles, incapaces de resolver un problema por sí solos. Se han convertido en unos desdichados "telefonomovilodependientes", intolerables, desvergonzados y mal educados.

No sé si serán conscientes, pero con estos dichosos teléfonos se ha acabado la libertad. Estar localizable, en la mayoría de las ocasiones es lo peor que te puede ocurrir. El arte del escaqueo por la puerta de atrás se ha terminado, con él han muerto la incertidumbre, la sospecha, el desconocimiento y la a veces tan buena compañera de cama; la falsedad. Por no hablar de la impertinencia de los detestables trastos, su inexistente respeto y elegancia. Con esto me refiero al de sus dueños, esos pijos, esos tiquismiquis, esos malnacidos que se llevan el aparato conectado allá donde van. ¡Qué viva la virgen!. Sin olvidar a los niños de diez y doce años, que me sorprenden cada vez con mayor precocidad con una horrible sintonía en el autobús.

Dadas estas condiciones, me dispongo a afirmar, que poseo algo que hoy en día escasea, como escasean las buenas personas. Poseo el orgullo de no tener móvil, y no es un orgullo cualquiera. Es un orgullo que se restriega cuando ves la factura de fulanito, es el orgullo que te llena el pecho cuando ves los beneficios de Telefónica, es el orgullo que te da derecho a mirar por encima del hombro aunque no lo hagas. Es el orgullo que te hace sentir libre, independiente y casi perfecto.


 

 

Esos humanistas malditos
Por Marta González Luque. Alumna del IES Santa Clara de Santander.

Letras y Ciencias, la eterna guerra en las aulas. Apartheid educativo, lo llama esta alumna que nos cuenta por qué estudia un bachillerato de letras. Merece la pena sopesar sus razones.

Todos los años la misma cantinela, que si estudias o trabajas, pues letras puras, pues oye tú que desgracia. Que si yo más que tú, que si no estudiáis ná.
Así que eso es lo que pasa, somos el bachiller de los tontos. Y de los vagos, los charlatanes, los inútiles, los mentirosos y los sofistas... pena me da este mundo científico, cibernético, hiperdemagogo, superpijo y ultramoderno.

Las humanidades no tienen buena prensa. Los que valen son los matemáticos, los físicos, los químicos, los ingenieros, los informáticos. Porque los artistas y los escritores siempre han sido unos muertos de hambre y en este mundo hay que ser más que nadie, o parecerlo, así que es poca cosa y no está de moda. Y aun así, me pregunto yo, qué sería del mundo sin las humanidades, que precisamente se llaman así, porque son 'humanas'.

Y mientras, el ministerio se vuelve loco con los horarios, repartiendo horas y promesas, arreglando los parches de la reforma educativa con nuevos remiendos, sin saber, que en realidad la enseñanza no será un éxito, nunca, incrementando las horas de clase, o el número de deberes, o las asignaturas, o el presupuesto. Que lo importante es la calidad independientemente de la cantidad. Parece que no descansarán hasta que tengamos que ir a clase los sábados porque las horas no entran ni con calzador, se mire como se mire, o se da todo, o se recorta, o vete a saber.
Resulta que los escolares no leen (¿seguro?) y no saben multiplicar sin calculadora (¿seguro?) y tienen que aumentar las horas de Matemáticas y Lenguaje. El mundo da tantas vueltas que del mareo se ha vuelto majara.

En fin, si no somos nada de eso, demostrémoslo, digo yo. Sé que es difícil. A veces cuesta. Y encima está ese apartheid educativo que se monta la gente... para desmerecerse unos a otros, no entiendo por qué, pero por ejemplo, cuando me preguntan para qué sirve lo que yo estudio me cuesta contestar de forma concreta, o breve o convincente. O todas a la vez. Como si tuviera uno que justificar lo que estudia ¿? Y sin embargo, un médico tiene una justificación clara para ello, pero... por ejemplo, un filósofo ¿para qué sirve? ¿para enseñar filosofía? ¿y para qué sirve la filosofía? Y así con todas las asignaturas... No. Para algo sirven. O no estarían ahí.

Estudio Lengua para saber qué digo y cómo lo digo.
Estudio Literatura para conocer las experiencias de otros y mezclarlas con las mías propias.
Estudio Filosofía porque prefiero comerme el tarro con la existencia de Dios que con El Bus.
Estudio Latín porque es la madre de mi propio idioma, y eso me ayuda a conocerlo y usar mejor el castellano.
Estudio Griego porque... bueno... el Griego es difícil y no sirve absolutamente para nada, pero es francamente bonito y una de las fuentes de las que ha bebido el castellano; por amor al arte se puede decir que también estudio Inglés, pues sería muy cómodo, que no aportándome nada, decidiera que estudiasen español los ingleses, y sin embargo, no lo creo así y considero importante aprender un segundo idioma, o un tercero, o un cuarto...
Y finalmente, estudio Historia porque a pesar de no ser 'la medida de todas las cosas' como muchos creen, me da criterio, una imagen del mundo. Porque la Historia son todos esos errores que habrían podido evitarse y que conviene recordar para no volver a cometer. Es una vacuna, contra la manipulación tan grande que se da en esta época que nos ha tocado vivir. Y sin embargo, es también un arma en manos de los manipuladores. No es de mis asignaturas favoritas, siempre la he odiado, es típicamente 'humana' y es obligatoria en todos los bachilleratos. Lo comprendo. Es imprescindible, tanto como las otras.

i si no, terrminare omenajeando al maetro Perre-Rrebete, disiendo ke las umanidades no sirrben pa na porke komo dezia el barrdo inmorrtal, el Chespir: "Oll de güorld is a esteich and men and güimen merely pleyers" ke biene a sijnificarr argo asi komo "El mundo es un grran teatrro i llo me e perrdido unos kuantos aktos" i total ke mas da el lenguaje si nos entendemos igual i la ortogrrafia es tonteria i el kijote se lo leen en japon i aki no? pueh ke les aprrobeche i ademaz los rreyes katolikos eran 3 por ke eztaba el reino de kataluña, ke os abeis ekibokao i no era parrte de la korona de aragon... asi ke la unika berrdad unibersal son los numeros ya lo dezia platon kon la teoria de las ideas eso e sabiduria i el rresto son kuentos chinos...

Pos eso, que do y do son sinco señore. Ad kalendas graecas.