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La Escuela de Reporteros es una sección para aprender
de manera amena a diferenciar los distintos géneros periodísticos,
conocer las claves de la información y reflexionar sobre
temas que se suscitan en la propia Red-acción. Encuestas y Televisión Abordamos en esta ocasión un tema doble y controvertido. Vaya por delante que la encuesta no es un género periodístico, sino un recurso que los medios de comunicación suelen tomar prestado de la Sociología para dar a conocer a sus lectores, oyentes o espectadores, la opinión de un contingente de ciudadanos sobre temas diversos. "Red-acción" incluye este número en la sección de "Opinódromo" los resultados de una encuesta que pretendía recoger los hábitos televisivos de nuestros escolares frente al televisor. Intento fallido en parte, por lo apresurado de la consulta con un período vacacional enmedio, el excesivo número de preguntas y, a la postre, la muestra poco representativa por escasez de respuesta de los centros. Hecha la autocrítica y el propósito de enmienda, centrémonos en el fondo de la cuestión. La televisión es un poderoso instrumento de comunicación, hasta el punto de que magnifica todo lo que toca. Mucha gente considera que una persona "popular" o "famosa" es aquella que aparece con alguna frecuencia en este medio. Sin embargo, la proliferación de cadenas, plataformas digitales con sus "menús" a la carta, y televisiones locales o autonómicas, trabajan en sentido contrario. Cada vez será más difícil responder afirmativamente a preguntas del tipo: "¿Viste a tal persona, película o programa?" Las posibilidades de interaccionar e iniciar así una conversación se aminoran. Un hecho contrastado por la encuesta de "Red-acción"
es el excesivo tiempo que nuestros jóvenes escolares dedican
a visionar diariamente la televisión. "Escuela
de Reporteros" opina que el mayor daño que causa
la televisión no se debe tanto a las imágenes que
transmite como al valioso tiempo que roba a otras actividades
socializadoras y creativas, tan necesarias en los primeros años
de la vida. Otro factor digno de tenerse en cuenta, que afecta no a la cantidad sino a la calidad, es la "telebasura". El colectivo cívico que recientemente lanzó un manifiesto en su contra (entre sus firmantes estaba la CEAPA), define la telebasura poniendo de relieve su condición de simulacro: "simulacro del interés humano sustituido por la explotación morbosa de la vida privada. Simulacro del humor, sustituido por la ridiculización del otro considerado diferente y/o inferior, o bien por la visualización de accidentes y golpes (en muchos casos de menores) cuanto más dolorosos más hilarantes. Simulacro del debate, sustituido por el cruce de invectivas y la confrontación teledirigida por los conductores del programa". Aunque la ola de telebasura, sujeta también a las modas, haya decrecido probablemente por saturación, conviene no bajar la guardia porque el recurso al fomento de los bajos instintos de la audiencia no debe prevalecer sobre el derecho al honor y a la intimidad, a la formación de los menores, a la no-discriminación y, sobre todo, al derecho del ciudadano a una información veraz. En este empeño, apenas iniciado, de educar para los medios de comunicación nos acompañan afortunadamente un puñado de profesores que reflexionan a diario en sus aulas sobre estos temas.
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