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Especial Navidad
Los principales ritos alredor de la navidad son: Poco a poco se fue popularizando la idea y los napolitanos, famosos por su artesanía en tallas, dieron un gran impulso a esta costumbre. Primero en palacios y monasterios y más tarde en las casas burguesas,
el Belén se convirtió en una institución que pasó
a ser de uso masivo cuando las figurillas abarataron sus precios. Papá Noël : Desde tiempos remotos, en los países nórdicos ya existía en la imaginación de todos un personaje canoso y mágico, el Dios Odín, y pequeños seres que repartían regalos a los niños. San Nicolás o Papá Noël se introdujo en Inglaterra
en el siglo XIX. Desde entonces, San Nicolás trae presentes a los más jóvenes. Aunque actualmente Santa Klaus viene por Nochebuena, muchos países no han querido renunciar a la celebración del 6 de diciembre. Nochebuena y Nochevieja: mucho antes de la implantación
del Cristianismo, Roma celebraba los cultos al Dios Jano y a Mitra. La celebración de Nochevieja también tiene orígenes remotos. En Babilonia se conmemoraba el año nuevo en primavera, igualmente que en Roma, hasta que en el año 140 antes de Cristo se institucionalizó el 1 de enero como el primer día del año. Esta fecha cayó posteriormente en el olvido hasta que hace apenas
300 años y por motivos de reajustes en el calendario, se volvió
a recuperar. El muérdago: es una planta ligada a la mitología
celta y al roble sobre el que crece. En las fiestas de los druidas siempre
estaba presente y durante el siglo XIX, en Inglaterra y Francia, los mendigos
pedían dinero por estas fechas con ramas de muérdago en la
mano en señal de buena suerte. Dadas sus propiedades curativas, -dolores
y reuma, entre otras- su fama se fue extendiendo. Ninguna casa anglosajona
sí olvidaba en Navidad de poner una rama de muérdago en la
entrada de la casa para dar buena suerte a todo el que pasase por debajo
de ella. El Turrón: catalanes y alicantinos se disputan la paternidad
de este popular producto. Cuentan que mezcló los últimos alimentos que les quedaban, miel y almendras, resultando un producto de alto valor nutritivo, de larga conservación y que podía repartirse con facilidad entre los combatientes, el turrón. Más documentada parece la versión alicantina, que afirma
que heredaron de los árabes el arte de hacer turrón, respaldada
por el libro del siglo XVI, "Los lacayos ladrones" de Lope de
Rueda, en el que ya se mencionan los populares turrones de Alicante. Pero
sea cual sea su origen, lo que se puede afirmar con toda certeza es el que
el turrón es un descendiente directo de otros dulces típicamente
españoles como alfajores de Andalucía y alajú de Cuenca,
ambos mezclas de nueces, miel y especies aromáticas. El proceso de elaboración es auténticamente tradicional
y, aunque las modernas maquinarias facilitan su producción industrial
y garantizan una mayor calidad, el sector turronero sigue guiándose
por la misma "receta" de siempre. Para elaborar el turrón duro, o de Alicante, se cuece la miel en una olla de doble fondo "malaxadora", se bate, se le añade el azúcar y la clara de huevo. Se van vertiendo los capazos de almendras tostadas y sin piel. La pasta resultante se mezcla con grandes palas de madera y movimientos rítmicos hasta que el maestro turronero prueba un pequeño bocado y da por concluida esta fase,llamada "punto de melero". La masa obtenida se deposita en moldes y se cubre con la oblea, se corta
en barras, se enfrían y seguidamente se envasan al vacío,
para poder conservarlas más de un año. Para obtener el turrón
blando, o de Jijona, después de la malaxación y el batido,
se muele durante media hora y se pasa la masa a las refinadoras para que
quede totalmente pulverizada; se traslada a otro depósito donde se
mezcla, actuando entonces el "boixet", palabra valenciana que
designa un pequeno mortero, aquí el producto se convierte en turrón
de Jijona. Se deja reposar durante dos días para que endurezca, se
corta y se envasa. El Abeto: adornar el abeto con regalos, velas y golosinas es una tradición importada de los países nórdicos. Hace más de 2000 años las tribus germanas celebraban el 24 de diciembre, alrededor del abeto, el solsticio de invierno. Iluminando el árbol, se cumplía con un rito ancestral que anunciaba el fin de los días cortos y las noches largas.
Desde entonces, Oslo envía puntualmente a sus vecinos un abeto
gigante que es colocado en Trafalgar Square. En el reinado de la Reina Victoria,
en el siglo XIX, esta costumbre se popularizó definitivamente, pasando
rápidamente a Estados Unidos, seguramente de la mano de los colonos
alemanes-, y de allí al resto del planeta. En nuestro país
se empezó a popularizar a partir de la decada de los 60. Tarjetas de felicitación: los romanos, al Ilegar estas fechas, felicitaban a sus amigos y familiares intercambiándose ramas de olivos, dulces de miel o monedas de oro. Eran las fiestas del Dios Jano, dedicadas al culto de la amistad. Con el paso de los siglos estas celebraciones se cristianizaron y el intercambio de pruebas de amistad se convirtió en el reparto de regalos y de las tarjetas de felicitación. Las primeras tarjetas de navidad datan del siglo XV, coincidiendo con la aparición de la imprenta. El originario fondo representando al Niño Jesús con la inscripción "Feliz Año Nuevo", fue diversilïcándose a través del tiempo. A principios del siglo XIX los artesanos ingleses imprimían sus propias felicitaciones -para repartirlas y recibir a cambio aguinaldo, hasta que un tal George Baxter comercializó el producto. El gran auge vendrá cuando, a finales de siglo, aparezca la primera felicitación con la imagen de Papá Noël. Desde entonces dos o tres semanas antes de Nochehuena es habitual enviar a familiares y amigos estas tarjetas. por el IES Pereda sobre la Navidad:
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