El acoso
sexual ha permanecido silenciado durante años.
Ahora es juzgado por una sociedad que por un lado
apoya a a la víctimas bajo el impulso colectivo
del #metoo ("Yo también") y por otro
sigue poniéndolas bajo sospecha.
Según el Parlamento Europeo, el acoso sexual
es "la situación en la que se produce
cualquier comportamiento verbal, no verbal o físico
no deseado de índole sexual con el propósito
o el efecto de atentar contra la dignidad de una persona".
Más allá de estas frías palabras
se encuentra una situación que tristemente
ocurre muy a menudo por todo el mundo. Soy consciente
de que tanto hombres como mujeres sufren de acoso
sexual, pero debido a que somos las mujeres quienes
lo experimentamos con más frecuencia, voy a
centrarme en la violencia machista.
¿A qué chica no le han hecho un comentario
lascivo caminando por la calle? Un comentario que
ella no ha pedido. Un comentario que dista mucho de
tener buenas intenciones. Un comentario que trata
a la mujer como un mero objeto de deseo. ¿A
qué chica no le ha dado miedo caminar de vuelta
a casa sola por la noche? Podéis llamarnos
exageradas, pero las estadísticas no mienten:
Solo en España y que se reporten, hay una violación
cada ocho horas.
Estoy harta de leer u oír justificaciones
del tipo: "Iba pidiendo guerra". No miento
cuando digo que en las redes sociales estos comentarios
son, lamentablemente, muy abundantes. Es normal hallar
respuestas a noticias que informan de la violación
e incluso asesinato de una mujer diciendo que "si
no quería que se la tiraran no debería
haberse puesto algo tan corto" o "se lo
merecía por guarra".
Al igual que los hombres, tenemos derecho a vestir
como nos plazca y a comportarnos de la forma que estimemos
conveniente. La ropa que nos ponemos, sea más
o menos ligera, es de nuestro agrado. No la usamos
porque queramos llamar la atención de nadie
y, en el hipotético caso de que así
fuera, tampoco es justificación alguna para
el empleo de la violencia, sea del tipo que sea. Si
llevo una falda corta, la llevo para mí, porque
me gusta. No para ti.
Personalmente, no creo que la solución esté
en instruir a las chicas sobre el tipo de ropa que
deben usar para abolir estas situaciones sino en enseñar
a los chicos desde la niñez lo que es el respeto
y, sobre todo, que cuando una mujer dice "no"
significa "no".
El acoso sexual puede ir desde leves molestias hasta
auténticos abusos, que pueden dejar secuelas,
no sólo físicas sino también
psicológicas. Esto repercute directamente en
el futuro de la víctima y puede desencadenar
severos traumas que pasan factura a la hora de, por
ejemplo, entrar en una relación amorosa. No
es una tontería.
Finalmente, considero que merecemos que se nos respete,
que se reconozcan nuestros derechos como personas,
que no se quede sólo en intenciones, que se
pase a la acción. Es necesario que se aumenten
las condenas en los casos más graves, es decir,
aquellos que han desembocado, incluso, en violaciones
o agresiones.
Pero sobre todo, lo más importante, a mi juicio,
es la educación. Nuestra generación
es el futuro. Debemos concienciarnos de lo importante
que es erradicar el machismo y el acoso. Solo así,
el futuro será la igualdad.

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