Nº13. Junio. 1999

 

Una excursión es mucho más que un autobús y un día de asueto. Nuestros reporteros se han armado de una cámara de fotos o de vídeo, un "boli" y una libreta y se han ido a ver mundo.
En este número acompañamos a los alumnos del IES Augusto González de Linares en dos rutas senderistas. Además, un grupo del IES Jesús de Monasterio se pusieron el macuto a la espalda para atravesar el camino que condduce de Espinama a Las Ilces.


Reportajes:

El grupo senderista ataca de nuevo
Espinama-Las Ilces



 

 

El grupo senderista ataca de nuevo
Por César Ruiz, alumno de 2 º de Bachillerato del IES Augusto González de Linares.

Desde hace años, el grupo senderista del Augusto González de Linares está haciendo numerosas salidas para los que estén interesados. Yo formo parte de él desde el año pasado y, aunque cuesta un poco levantarse a las 8 de la mañana, se compensa el sueño con la caminata del día, la comida que encaras con apetito voraz y el paisaje que puedes contemplar.

Unas veces se camina sobre gravilla, otras sobre asfalto, o campo a través, barro, rocas... En una ocasión tuvimos la suerte de encontrar nieve y acabamos a bolazos.
Aunque este año el grupo se redujo (vosotros os lo perdéis), ya hemos hecho 2 salidas.

En la primera, el 21 de noviembre, empezamos muy animados a eso de las 8,30 y volvimos demacrados hacia las 19,30 porque nuestros pies notaron mucho las subidas y bajadas en la zona de San Sebastián de Garabandal.

Como ya es costumbre, algunos nos amenizamos la caminata con buenos bebedizos y, aquel sábado, continuamos la ruta por la noche.

Respecto a la segunda, la del sádabo 13 de marzo, salimos a eso de las 9, hicimos parada en Liérganes para desayunar, después partimos de Rubalcaba y rápidamente nos iniciamos a la montaña.

Los cinco primeros kilómetros fueron de dura subida y los más rezagados los acusaron más. El día estaba nublado, pero no nos molestó más hasta la hora de la comida, en la que empezó a llover y tuvimos que refugiarnos en cabañas.

Tuvimos suerte; después de hora y media pudimos seguir nuestro camino. Hubo un grupo que, aunque pensaban que se habían perdido, llegaron los primeros al destino: Llerana.

En la bajada hubo gente que acabó con heridas en los pies, pero en el autobús nos pudimos relajar para coger fuerzas y salir por la noche.
Para los que os animéis (a todos los vagos me dirijo: tres o cuatro veces al año no hacen daño), sabed que habrá por lo menos otras dos salidas más este año: una a finales de abril y otra a finales de mayo.

Atentos a los carteles que lo anuncian.