Nº12. Mayo. 1999


Tribuna Libre

El lugar para vuestras opiniones personales es Tribuna Libre.
Aquí podéis opinar de todo aquello que os interese, bien porque esté de actualidad o bien porque creáis que merece la pena ser comentado.
En este número contamos con un artículo de opinión de un alumno del colegio Verdemar, que nos recuerda la explotación laboral que sufren millones de niños. Además, otro compañero del mismo centro educativo nos informa sobre el peligro que los asteroides tienen para la integridad de nuestro planeta.

Ladrones de la infancia
Asteroides, un peligro real

 

 

 

Ladrones de la infancia
Por Luis Gutiérrez Higuera, alumno de 3º de ESO del Colegio Verdemar (Santander).

Un año después de la Marcha Mundial contra la Explotación Laboral Infantil, este estudiante nos recuerda que los métodos esclavistas contra los más débiles continúan ahí. Los culpables: las grandes multinacionales occidentales, que se asientan en países del tercer mundo para aprovecharse de la miseria de la población y explotar sin ningún tipo de escrúpulo a la infancia.

Miles de personas se están manifestando contra la explotación infantil, se quejan y nos conciencian de que hay 250.000.000 niños en todo el mundo trabajando en condiciones infrahumanas, trabajan en Africa (32%), América Latina (7%) y Asia principalmente (61%), pero los que les hacen trabajar son las grandes multinacionales occidentales, que les pagan una miseria y después cobran una burrada por el mismo producto.

Los "compradores de niños" conocen perfectamente a sus víctimas y saben sus problemas económicos, así que un día van y les lanzan su propuesta que, en la mayoría de los casos es mandar a su hijo a una fábrica para ayudarles a sobrevivir.

Estos padres no tienen prácticamente otra oportunidad y dejan marchar a sus hijos, pero al cabo de un tiempo se dan cuenta de que ese dinero no aparece por ningún lado y se sienten estafados, intentan todo por salvarles, pero las empresas les responden que su hijo todavía no ha trabajado lo suficiente como para poder ahorrar algo de dinero, sino que tiene deudas con la fábrica en concepto de alimentación, y de alojamiento (suele ser la misma fábrica).

Condiciones infrahumanas

Pero de vez en cuando, consiguen liberarle y se encuentran con una persona completamente distinta, ya que en la fábrica no le alimentaban bien, y su sitio para dormir, era el mismo suelo, por lo que contraía enfermedades que nadie se preocupaba por erradicar.

En resumidas cuentas, no les dan las condiciones mínimas para no ya vivir, sino para sobrevivir.

Pero, felizmente, las grandes multinacionales, como Nike, Reebok y Levi Strauss han sido presionadas por las O.N.G., y están creando nuevas leyes para impedir que en sus fábricas no ocurran este tipo de contrataciones.

Pero el problema no es tan sencillo como parece, ya que en la última Cumbre Internacional sobre Formas Intolerables de Trabajo Infantil, celebrada en Amsterdam el año pasado, muchos adolescentes aceptaban su esclavitud, porque si no, no podrían sobrevivir ni ellos ni su familia; pero, eso sí, decían que querían trabajar en condiciones dignas y con un salario normal.

Los países donde más trabajo infantil hay, son principalmente los asiáticos, como la India, Pakistán, donde, en sus fabricas de alfombras, más de la mitad de sus trabajadores son niños.

Pero, en otros países, no les hacen trabajar en una fabrica, sino que les hacen prostituirse, lo cual debería ser erradicado rápidamente.

En conclusión, creo que no sólo se debería erradicar la esclavitud totalmente, sino que también se deberían mejorar las condiciones laborales no solo de los niños que trabajan, sino también del resto de "mano de obra barata" que las multinacionales emplean en la mayoría de los países sudamericanos, asiáticos y africanos.

 

 

 

Asteroides, un peligro real
Por Miguel Arabaolaza Barquín, alumno de 3º de ESO del Colegio Verdemar (Santander).

Como advierte este alumno, de aquí a siete años, el asteroide Ícaro podría caer en la Tierra. Dentro de 29, el planeta corre el peligro de sufrir el impacto destructivo de otro asteroide llamado XF11.

Estas voces de alarma, lanzadas respectivamente por científicos rusos y norteamericanos, estremecieron en su momento a la opinión pública que, poco a poco, se ha olvidado de ellas.

Sin embargo, no puede excluirse la hipótesis de que un asteroide surja de repente del espacio interplanetario y apunte directamente a nuestro planeta.

El peligro es real. La Tierra, que surgió del impacto de planetas infinitamente pequeños, al igual que el resto de los cuerpos celestes del sistema solar, ha sufrido durante 3.900 millones de años duros bombardeos en cadena.

En los últimos 700 millones de años, la frecuencia de los impactos ha disminuido hasta alcanzar el nivel actual, que los científicos consideran estable y que se calcula en términos de una explosión cada mil años para objeto de casi 100 metros de diámetro, una cada 100 años para objetos de casi un kilómetro de diámetro y una cada 30 millones de años para las grandes explosiones de 10 kilómetros de diámetro.

Los datos no son precisamente alentadores.

Órbitas errantes de los proyectiles espaciales

Los asteroides (el primero de ellos, Ceres, lo descubrió en 1801 el astrónomo Giuseppe Piazzi en el Observatorio de Palermo) son numerosos cuerpos pequeños que se concentran en su mayor parte entre las órbitas de Marte y Júpiter, donde forman un haz circular.

Algunos, por esfuerzo de las fuerzas gravitacionales, se deslizan por órbitas más bajas que se aproximan o cruzan a la de la Tierra.
Estos huéspedes poco apreciados se mueven alrededor de una órbita bastante elíptica, una circunstancia de suma importancia para el estudio de sus tiempos y formas de aproximación.

El número de los llamados NEO (objetos que viajan próximos a la Tierra) es innumerrable. Se cree que los que poseen un diámetro superior a un kilómetro son casi 2.000. Sin embargo, son 350.000 los que cuentan con un diámetro superior a los 100 metros.

Estos últimos se consideran auténticos destructores espaciales.

Las huellas de los impactos de los asteroides sobre la superficie de la Tierra han sido borradas, en su mayoría, por la formación de cadenas montañosas y a causa de la erosión.

Sin embargo, sí han resistido algunos grandes cráteres de origen meteórico. Se piensa que el célebre Chicxulub de México, con 200 kilómetros de diámetro, que surgió tras una explosión producida hace 65 millones de años, puso fin a la existencia de los dinosaurios en nuestro planeta.