El fracking
es un extranjerismo derivado del inglés, la
palabra española seria fractura hidráulica
y sirve para aumentar la extracción de gas.
Consiste en la fractura de la roca del subsuelo, que
se consigue gracias a la perforación de un
pozo vertical de unos dos kilómetros o más.
Después, estas tuberías continúan
en horizontal con una longitud similar. Por dentro
de ellas van varios productos químicos, algunos
de los cuales se sabe que son cancerígenos,
tóxicos o mutagénicos, además
de agua y arena.
Su impacto social puede traer muchas consecuencias
y muy diversas ya que hay mucha gente en contra y
un grupo numeroso a favor porque proporcionaría
empleo y abarataría el coste del gas o la luz.
Para empezar, hay que tener en cuenta el impacto natural.
Cada pozo de agua necesita 19 millones de litros de
agua en una sola operación y se inyectan de
80 a 300 toneladas de productos tóxicos a la
tierra. Algunos de los fluidos liberados se evaporan
y son respirados por nosotros, lo que puede provocar
cáncer; otros simplemente se abandonan en los
pozos, errores humanos fugas etc… y puede provocar
una entrada en contacto de estos productos químicos
con depósitos de agua potable y la contaminación
de estos, si alguien bebiera esta agua podría
llegar a morir. También existen varios peligros
durante el proceso como la liberación de gases,
explosiones, derrumbes sobre las tuberías y
contaminación de acuíferos. Supone también
un gran impacto paisajístico, ya que en un
km2 se ponen hasta tres plataformas, ocupando una
superficie de dos hectáreas, además
del riesgo sísmico que esto supone.
Por otro lado, también tiene sus ventajas.
Una de las ventajas es la producción de empleo,
y para un país como España en el que
la tasa de paro es del 25,3% es una buena solución.
En países como EEUU ha bajado el precio del
gas natural en un 86% desde 2008, provocando el cierre
de algunas centrales térmicas y reduciendo
emisiones de Co2. Si se utilizase el fracking en Europa
podría cubrir sus necesidades durante 30 años.
El fracking es peligroso, ya que los accidentes que
se han producido han sido devastadores. Un buen ejemplo
de ello sería el que se produjo en EEUU en
abril de 2010; cientos de personas fueron evacuadas
de sus casas después de que la explosión
de un pozo de gas natural contaminara un acuífero
de agua potable. No estaba claro qué contaminantes
había en el agua, pero se dijo a los residentes
que no la bebieran e incluso que no lavaran la ropa
con ella. Más recientemente, en enero de 2012,
una torre de perforación de la empresa Nomac
perforó una bolsa de gas superficial, causando
una explosión y un incendio que quemó
y derribó el pozo. En 2006 se construyó
una estación de compresión de gas natural
en el límite de Dish, Texas, para transportar
al mercado gas obtenido en la proximidad. Hoy día,
hay 11 compresores en esta pequeña localidad
rural en el norte de Texas y están liberando
contaminantes del aire día y noche. Los habitantes
de la zona se han quejado de un olor sulfuroso y desagradable
y han comunicado dolencias como dolores de cabeza,
náuseas, irritaciones oculares y problemas
respiratorios. El ruido de las estaciones de compresión
también ha roto el tímpano de varios
habitantes de la zona. Un estudio sobre la calidad
del aire encargado por la ciudad reveló niveles
extremadamente altos de carcinógenos. Preocupan
especialmente los altos niveles del carcinógeno
benceno detectado en el aire cerca de los compresores.
El agua de una familia se volvió gris y se
llenó de un sedimento fino y arcilloso después
de que fuera perforado un pozo próximo a su
casa.
La demanda mundial actual de combustibles fósiles
y el cercano agotamiento de los yacimientos convencionales
han empujado a la industria del fracking a aprovechar
nuevos tipos de recursos hasta ahora no explotados.
Las nuevas técnicas de perforación han
facilitado ese movimiento, que ha contado al mismo
tiempo con el apoyo institucional en muchos países.
Se está optando por seguir exprimiendo hasta
el último litro de hidrocarburo de las rocas
por no querer afrontar un problema que tenemos delante
y es ineludible: la transición de una economía
basada en los combustibles fósiles hacia sociedades
con baja huella ecológica (en particular energética)
y tecnologías renovables y no contaminantes.
Es necesario de una vez por todas asumir que el actual
modelo es insostenible; por un lado porque las reservas
de combustibles fósiles son cada vez más
escasas, y por otro lado por todos los problemas ambientales
asociados a su exploración, explotación,
producción y consumo.

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