Son gente
como tú. Tienen ilusiones y familias, sienten,
piensan, ríen, juegan y… sufren. Cada
día se despiertan sabiendo de sus enfermedades;
llevan consigo la marca de lo excepcional y, por capricho
del azar, padecen enfermedades raras. Son niños
y adultos que necesitan mucho esfuerzo para mantener
una vida como la de los demás. Necesitan tratamientos
especiales.
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Pedro lo dice
todo con una sonrisa y valora en su día
a día los pequeños detalles que
nosotros ignoramos. |
En nuestra región se dan varios casos, como
el síndrome de Noonan, una enfermedad que afecta
a cada persona de manera diferente. Hay bastantes
síntomas, dependiendo de la persona que lo
sufra, pero siempre hay que tratarlos por separado.
"Es una enfermedad muy difícil de diagnosticar",
nos cuenta Inmaculada González García,
presidenta de la Asociación del Síndrome
de Noonan en Cantabria. Una mujer que, gracias a su
empeño y dedicación ha logrado hacer
más fácil la vida de su hija Eunice,
quien padece este síndrome, y la de muchas
otras personas. Pero no es la única: otra enfermedad
de este tipo es el síndrome de Williams, una
enfermedad genética producida por la falta
del gen de la elastina. Únicamente hay 16 personas
diagnosticadas en Cantabria. La asociación
de este síndrome aquí, que tiene por
presidenta a Carmela Rumayor, recibe dinero del estado,
pero no lo suficiente para pagar todos los gastos
que producen los niños de las nueve familias
que lo forman.
Afortunadamente, las personas afectadas tienen sitios
donde acudir: asociaciones o grupos de apoyo para
ellos y sus familias. Pero hay otros casos como Pedro,
un niño de cinco años que padece parálisis
cerebral junto con déficit de metabolismo,
una discapacidad del 75%, y no puede comer grasas
animales, ya que es alérgico. Acude a diversos
centros en Torrelavega para relacionarse, estar con
más niños y llevar a cabo sus terapias.
Pero no todo es triste. Pedro lo dice todo con una
sonrisa y valora en su día a día los
pequeños detalles que nosotros ignoramos. Pedro
es uno de esos que no pueden acudir a ningún
tipo de asociación debido a la extrema rareza
de su caso, tanto que solo se conocen tres en el mundo,
pero "si los problemas los afrontas con alegría,
son mucho más llevaderos", afirma su madre,
Eva del Valle.
Quien conoce estos casos suele implicarse y ayudar
a estas personas con todo su esfuerzo, ya que esta
crisis ha disminuido sus ayudas, ha recortado la investigación
y con ella la emprendida en casos raros como este.
Cuando estos niños crezcan, ¿qué
harán para llevar una vida normal? Son pocas
las empresas que tienen políticas laborales
solidarias con casos así.
La población de Torrelavega se ha unido a
favor de Pedro, y hay en los comercios huchas con
las que poder aportar un pequeño granito de
arena. También hay un número de cuenta
en el que se puede ingresar dinero, y actos benéficos
y mercadillos organizados para ayudarles y dejarles
seguir siendo un ejemplo de superación: siempre
con una sonrisa en la boca.

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