Estoy harta
de oír que los jóvenes son unos caprichosos,
que hacen lo que les da la gana, que no tienen límites…
y a veces me pregunto: ¿será verdad?
Es cierto que los jóvenes de hoy en día
somos propensos a emocionarnos con todo, a apasionarnos
por cualquier chorrada, a intentar ser mayores lo
más rápido posible… pero, ¿y
las generaciones anteriores, no pensaban o sentían
lo mismo?
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Cuatro jóvenes
charlan en un parque. |
Yo creo que todos los adultos dicen eso de nosotros
para imponernos, para intentar que no lo hagamos,
para que no repitamos sus actos, pero en realidad
hasta que nosotros no probamos esa emoción
no sabemos los perjuicios. Podemos tener en cuenta
parte de lo que nos dicen, ten cuidado con esto, ten
cuidado con lo otro, pero ellos no se dan cuenta de
que a veces para aprender hay que equivocarse, cosa
que no nos permiten. A los jóvenes de nuestra
edad nos encantan libros como los de Federico Moccia
o 'Sabes que te quiero', porque para nosotros estos
libros se parecen a la vida real, nos identificamos
con ellos de una manera especial y nos imaginamos
que somos los personajes, que vamos viviendo poco
a poco los diferentes problemas que viven los protagonistas
y a la hora de ver nuestra realidad observamos que
muchos de los problemas de los libros forman parte
de nuestra vida, por lo que intentamos arreglarlo
de la manera que se ha solucionado en el libro, aunque
muchas veces no nos salga bien. Podemos decir que
muchos libros son una guía de nuestras vidas,
por lo que son súper importantes, pero los
adultos no se dan cuenta y pasan de nosotros.
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Portada de
'¿Sabes que te quiero?'. |
No recuerdan cuando para ellos eran súper
importantes libros como ‘Rebeldes’, películas
como ‘Historias del Kronen’ o las canciones
de Medina Azahara, Los Rolling Stone o Aute. Otra
razón por la que los adultos se escandalizan
son el tabaco y el alcohol. Nadie, ni siquiera nosotros,
pensamos que no son perjudiciales para la salud; pero
para todo hay una primera edad y los adultos también
tuvieron esa primera vez, sintieron esa emoción
y experimentaron con ello. Nuestros padres siempre
se quejan de que somos insoportables, de que no pueden
con nosotros, que todo nos parece mal, que contestamos…
y puede que sea verdad, pero cuando hablamos con nuestros
abuelos, nos dicen que nuestros padres eran iguales.
También se quejan de nuestra ropa, de nuestro
estilo y no se acuerdan de que muchos llevaron pantalones
de campanas, permanentes, crestas… Muchos padres
odian que sus hijos lleven el pelo largo y esos mismos
padres lo llevaron también. Nosotros pasamos
horas frente al ordenador mientras que las otras generaciones
las pasaron ante la radio, el tocadiscos o la televisión;
nosotros estamos enganchados al móvil y otros
lo estuvieron al teléfono fijo. Después
de mucho pensar y escribir, me pregunto: ¿son
entonces tan diferentes a nosotros?, ¿somos
nosotros tan diferentes a ellos? o ¿hay algo
en común que nos une? Todos pasamos por la
niñez y todos debemos pasar por la adolescencia,
por mucho que los adultos no lo deseen. Supongo que
algún día yo desearé lo mismo
que ellos, pero ahora es el momento en el que me apasiono,
me engancho, me emociono, pruebo las cosas y me equivoco.

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