La práctica
del deporte es buena para la mayoría de las
personas y en el caso de los adolescentes aun más.
No solo nos ayuda en el desarrollo de nuestro organismo
sino, también, en la mayoría de los
casos nos sirve para prevenir hábitos muy perjudiciales,
como el consumo de tabaco, alcohol o drogas.
Dedicarle varias horas semanales al deporte es aconsejable,
ya que así desconectamos un poco del estrés
que experimentamos a lo largo del día. Pero
el deporte no solo nos sirve para prevenir enfermedades,
también para nuestra educación, ya que
aprendemos a disfrutar de las victorias y a hacernos
fuertes con las derrotas, aprendemos a convivir, a
apoyarnos los unos en los otros y a sentir esa satisfacción
de saber que lo estás haciendo bien; descargas
adrenalina, descansas mejor y te sientes más
liberado.
Yo, por ejemplo, practico natación y nos apoyamos
la gente del equipo unos a otros, cuando tienes un
error tratan de animarte, tratan de hacer lo posible
para que no lo abandones, o esa satisfacción
de saber que lo has hecho bien, de que te felicitan
y están orgullosos de haber ganado. Lo que
de verdad cuenta en estas situaciones no es ganar
o perder, sino la unión que se forma entre
todos. A veces pienso que hay voces que rodean nuestra
vida, algunas, las más fuertes, resuenan su
incomprensión, porque no entienden para qué
tanto sacrificio, tanto dolor en las caídas,
tanto dolor en nuestro cuerpo por las lesiones, tanto
dolor por la derrota, por no llegar, por el fracaso,
tanto dolor por quedarte a un paso, tanto dolor por
los duros días de entrenamiento, el frío,
de agobio por el peso, tanto dolor en cada regreso,
en ser ignorado o no valorado, tanto dolor en regresar
paso a paso y volver a empezar del mismo modo. Todo
esto según ellos por obtener una medalla. No
se trata de ganar, se trata de una relación
que estableces contigo, con tu familia, amigos y compañeros
de equipo. Se trata del proceso que eres capaz de
experimentar y superar. No se trata de la victoria
final en un podio, se trata de la victoria de cada
día, de superar el dolor al no rendirte en
la dificultad, de la victoria que haces cada segundo.
Que retomas fuerzas y decides continuar, tanto dolor
solo para ser más fuertes en el interior, mejor
persona, mejor ser humano. No se trata de un gran
intento por ser mejor que los demás, se trata
de ser poderoso para ti mismo en la adversidad.
Cómo estarás listo entonces para ser
un gran hombre o una gran mujer. Cómo estarás
listo para ser un buen padre o una súper mamá,
cómo estarás listo para dejar tu huella
en el mundo, por muy pequeña que sea, pero
será tu huella convirtiendo este mundo en algo
mejor.
No se trata de ganar sino de lo que ganemos al interior,
es decir, no ser de los que aplauden en las grandes
hazañas de otros sino escribir las propias
en la fuerza de tu cuerpo y tu mente, en perder las
uñas si es preciso, alcanzando la cima pero
ser tú mismo el protagonista de tu ascenso,
en rociar con hielo las articulaciones cuando duelan,
pero ser tú mismo quien mire tus magulladuras,
pero orgulloso te repitas: “he sido un peleador
digno, he aceptado el reto y no me he rendido".
De eso se trata, de asumir el reto de la vida; porque
nada golpea más duro que ella misma, nada pone
más a prueba tu integridad y tu fuerza de estar
vivo. No se trata de ganar sino que se trata de estar
listo para vivir una vida con honor ¡Es el verdadero
poder de nuestra lucha! Por ello debemos seguir practicando
deporte y animar a los que no lo hagan, porque al
hacer deporte mejora no solo tu vida sino también
la de los que te rodean.

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