Los
escolares del CP Cisneros de Santander han visitado
los huertos urbanos sostenibles de la ciudad. Sonia
y Belén analizan en sus blogs lo que opinan
de esta iniciativa.
Huertos urbanos sostenibles
Por Sonia Álvarez,
alumna de 6ºA
http://soniacisnerosinformatica.blogspot.com.es/
En el telediario nacional han hablado de los huertos
sostenibles de Santander, que es una buena y nueva
idea que han tenido en Santander para entretener a
las personas mayores que lo solicitan. Allí
se relacionan con otras personas de su edad, comparten
formas de cultivar y recuerdan cuando eran jóvenes
y vivían en el campo.
Son unos terrenos divididos en trozos y cada persona
cultiva el suyo de forma ecológica. A mi abuela
la ha tocado uno de ellos en el Alisal.
En estos huertos no se usan sustancias químicas,
solo productos naturales; tampoco se gasta dinero
y no se utilizan insecticidas, se utilizan otras plantas
que tienen el mismo uso y otras sustancias como cerveza
para que no vengan caracoles, lejía con agua
para el pulgón..., tampoco se puede vender
lo que recojas, pero sí lo puedes regalar.
Excursión
a un huerto ecológico
Por Belén de Pablo Edesa,
alumna de 6ºA
http://belen126.blogspot.com.es/
Toda mi clase y yo hemos ido de excursión
a un huerto que estaba en la ciudad, así que
no hemos tenido que ir muy lejos.
Primero nos explicaron qué era un huerto ecológico
y quién se encargaba de cuidarle. Un huerto
ecológico es aquel en el que no se utilizan
venenos para matar a los animales que se intentan
comer los cultivos, utilizan otro tipo de soluciones
como: plantas con olores fuertes, cáscaras
de huevo, vasos con cerveza y alguna otra cosa más.
Y se encargan de cuidarle personas jubiladas o gente
con discapacidad.
Sabiendo esto, una chica nos enseñó
y nos dio a probar algunas cosas de las que se cultivan,
como: orégano, anís, menta-chocolate...
Cuando nos enseñó todas estas cosas,
intentamos preparar la tierra de un huerto para que
se pudiera cultivar y fue muy gracioso, porque era
de las primeras veces que hacíamos eso y no
sabíamos como se llamaban las herramientas
y para qué servían. Y por último,
cada uno en su maceta plantó unas semillas
para llevárselas a casa y cuidarlas para ver
cómo sale la planta.
¡Fue una experiencia muy divertida y graciosa!

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