El
35% de los menores españoles tiene contactos
con desconocidos a través de internet y el
18% se cita con ellos, según se recoge en un
estudio europeo. Además, el 96% de jóvenes
se conecta habitualmente a internet, más del
90% utiliza todos los días el teléfono
móvil y, en el grupo de 12-18 años,
el 63,8% juega a diario con su videoconsola.
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Portada de
la guía sobre el uso correcto de internet. |
Este telón de fondo revela que, por primera
vez en la historia, las jóvenes generaciones
de 'nativos digitales' conocen mucho mejor las nuevas
tecnologías que sus progenitores. También
confirma la necesidad de dotar a los adultos de conocimientos
básicos que les ayuden a educar y acompañar
a los menores en su uso.
Los evidentes beneficios de internet, los móviles
y los videojuegos tienen su 'otra cara' de riesgos,
sobre todo en la adolescencia y primera juventud.
Según un estudio del Instituto de Adicciones
de Madrid, el 13’5% de jóvenes madrileños
manifiesta un uso problemático en una o más
tecnologías lúdicas o de la comunicación
(casi el 4% en videojuegos, 4,5% en Internet, 6,5%
en el correo electrónico y 8,5% en el móvil).
Según un estudio europeo, el 35% de los menores
internautas españoles tiene contactos con personas
que no conoce y el 18% acude a encuentros con ellas.
A partir de estos datos, el gran reto es la prevención,
que para ser eficaz debe ir más allá
de la simple información, que por sí
sola no cambia actitudes ni comportamientos. Por eso
la familia tiene un papel clave, ya que el principal
factor de protección frente a una posible adicción
infantil y juvenil a las nuevas tecnologías
es una relación paterno-filial basada en el
cariño, la comunicación y el ejemplo
de los progenitores. El problema es que también
hace falta cerrar la 'brecha digital' entre generaciones.
Según el estudio madrileño citado, el
47’1% de padres, madres y tutores reconoce su
conocimiento nulo de Internet, que se amplía
hasta el 63,8% en el correo electrónico y hasta
el 75.5% en el chat. Incluso en el móvil, el
62’9% apenas tiene un conocimiento básico.
Para que los adultos puedan ponerse al nivel de los
jóvenes 'nativos digitales' se publica ahora
la 'Guía para padres y educadores sobre el
uso seguro de Internet, videojuegos y móviles',
que es fruto del esfuerzo conjunto del Defensor del
Menor en la Comunidad de Madrid, empeñado en
la protección y atención a los menores;
Obra Social Caja Madrid, comprometida con el bienestar
y mejora de nuestra sociedad, y la Fundación
Gaudium, entidad de ámbito nacional dedicada
a la investigación y prevención de adicciones
a las nuevas tecnologías en la población
infantil y juvenil. Junto a esa obra, se editan también
otras dos 'Guías sobre el uso saludable de
las nuevas tecnologías', destinadas a padres
con hijos en Educación Primaria y en Educación
Secundaria.
La autoría de las obras corresponde a Francisco
Labrador Encinas, catedrático de Modificación
de Conducta, director del Departamento de Psicología
Clínica de la Universidad Complutense de Madrid
y coautor del manual 'Adicción a las nuevas
tecnologías en adolescentes y jóvenes';
Ana Requesens Moll, directora de la Fundación
Gaudium y pionera de los programas para el buen uso
de las nuevas tecnologías que se imparten ya
en 400 centros escolares españoles, y Mayte
Helguera Fuentes, psicóloga clínica
especializada en el diseño de programas preventivos
con adolescentes.
La Guía principal, que se cierra con un útil
'Decálogo práctico' para padres y madres,
aclara que las señales de alarma sobre un posible
uso excesivo de nuevas tecnologías por los
menores deben encenderse "cuando interfiere gravemente
en la vida cotidiana y el adolescente pierde interés
por otras actividades". En definitiva, cuando
su vida comienza a girar en torno a ellas y el no
usa ya el ordenador, la consola o el móvil
para pasarlo bien, sino para aliviar el malestar que
le supone no utilizarlos.
Las 'pistas' sobre una posible adicción a
las nuevas tecnologías las dan ciertas conductas
típicas o síntomas como la tolerancia
(necesidad de dedicarles más y más tiempo
para obtener el efecto placentero deseado), la pérdida
de control (necesidad de usarlas para aminorar el
disgusto que provoca estar desconectado), la ocultación
(se niega el problema a pesar de evidencias como el
fracaso escolar o el aislamiento social), el abandono
de otras actividades (se encadenan los problemas familiares,
escolares y relacionales, hasta afectar a la higiene
personal, el sueño o la alimentación)
y los cambios de comportamiento (la adicción
va provocando cambios físicos, emocionales,
de hábitos y rutinas cotidianas, etcétera).
La Guía recuerda que también hay factores
de protección que pueden ser potenciados por
padres y educadores, como la autoestima, las habilidades
sociales y de comunicación, las alternativas
variadas y saludables de ocio y tiempo libre.
Ese 'acompañamiento educativo', que debe traducirse
en "navegar y jugar con" los hijos y que
necesita siempre del ejemplo coherente de los progenitores,
no está reñido con la fijación
de normas y límites claros y precisos. Al contrario,
es un aspecto básico de la educación,
porque los menores necesitan ser guiados por los adultos,
e incluso saber que las transgresiones tendrán
su castigo proporcionado y cumplible.
Información
publicada en:
http://www.noticiasmedicas.es/medicina/noticias

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