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Red-acción
II Época / Nº53
Abril
2012
ÉRASE UNA VEZ

Mi gran temido

Por Lizbeth Poveda Villacís, alumna de 6º de Primaria del colegio Mayer de Torrelavega.

Los escolares de 6º de Primaria del colegio Mayer elaboraron cuentos partiendo de un fragmento del poema 'La canción del Pirata' de José de Espronceda. Lizbeth nos presenta el suyo.

 

MI GRAN TEMIDO

Por el mar Mediterráneo navegaba un velero bergantín al que llamaban 'El Temido', conocido por todos los barcos piratas. 'El Temido' tenía diez cañones a cada lado, navegaba muy rápido y en la vela se podía oír el ruido que emitía el viento al pasar.

En él se encontraba un pirata vanidoso que decía tener 20 rehenes ingleses y que muchas naciones se habían rendido ante él. El pirata solo creía en la libertad, lo único que le controlaba era la fuerza y el viento, y su única patria era el mar. Además, su mayor tesoro era su velero en el que navegaba tranquilo ya que ningún barco pirata, ni una tormenta, ni el tiempo sereno en el mar iban a cambiar su rumbo.

 

                          

      

 

 

CANCIÓN DEL PIRATA
José de Espronceda

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, 'El Temido',
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:

Navega, velero mío
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de "¡barco viene!"
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar,
que yo soy el rey del mar
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá en su propio navío.

Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar

 



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